La bandera del Cantón Murciano: ¿una bandera turca?

«A las seis siete de la mañana el castillo de Galeras ha enarbolado bandera turca»


Castillo de Galeras (Cartagena)
Con este telegrama se comunicaba en 1873 al Ministro de Marina la proclamación de un cantón en Cartagena. La proclamación en si no era sorpresa alguna para el ministro, pues la guerra ya llevaba meses que había comenzado desde que Antonete Gálvez, a la sombra del Miravete en su Torreagüera natal, se alzase en armas contra el gobierno de la República Española. 
Los cantonales, que se habían hecho fuertes en la ciudad de Cartagena, escogieron el castillo de Galeras, icono de la ciudad, para izar la nueva bandera. La bandera debía de ser color carmesí sin símbolo alguno que la decorase. Sin embargo, dicen las lenguas que cuando el cartero recién convertido en gobernador de la plaza, José Antonio Sáez, dio orden de colocar una bandera colorada, los soldados tan sólo encontraron en todo el cuartel una bandera otomana, botín de guerra, según algunos, de la batalla de Lepanto.
Sáez, pensando que apenas sería visible la media luna y la estrella blancas propias de la bandera turca, la aceptó y se izó. Pronto se dieron cuenta de que tales elementos eran perfectamente visibles, así que se ordenó descolgarla, pero para entonces ya era tarde, la bandera había sido vista desde capitanía.
Y dice la leyenda que, para tapar la luna y la estrella, un valiente miliciano se hizo un corte en el brazo y, con su propia sangre, tiñó el blanco de rojo.
Aspecto que pudo haber tenido la bandera cantonal
izada en Galeras
Sin embargo, en una carta fechada en 1917, Manuel Sabater explicaba que tal hecho no ocurrió nunca, y que fue él mismo el que entregó a Sáez una bandera carmesí recién bordada. Y afirma que si tales hechos hubieran tenido lugar, el pobre soldado que voluntariamente entregó su sangre, hubo de haber perdido una cantidad suficiente como para acabar con su vida. Por todo, culpa de tal leyenda a aquellos que querían crear una mala imagen de la rebelión cantonal.
Aunque su razonamiento tiene bastante lógica, lo cierto es que el telegrama que encabeza esta entrada se envió haciendo referencia a una bandera turca, así que dejemos que sea el lector quien juzgue.


  • PUIG CAMPILLO, A. (1986): El Cantón Murciano, ed. Editora Regional, Murcia.

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