El revolucionario chino que afirmaba ser hermano de Jesucristo
Os presentamos a Hong Xiuquan (Hung Hsiu-ch'uan), líder de la Rebelión Taiping y del Reino Celestial de la Gran Paz:
Por lo que parece, Xiuquan afirmaba haber tenido una serie de sueños proféticos que le llevó a fundar un grupo religioso milenarista (para saber más sobre milenarismo te recomendamos nuestro libro nuevo guiño guiño) llamado Taiping Tianguo o, en cristiano (jeje, en cristiano, ahora verás...), el Reino Celestial de la Gran Paz.
¿Cuándo ocurrió todo esto?
Entre 1850 y 1864.
¿Y dónde?
En lo rojo:
Ya estamos ubicados en tiempo y espacio, así que pasemos a la crónica de sucesos.
En ese momento reinaba sobre China la dinastía manchú Qing (1644-1912), y era un momento de muchísimos problemas para ellos, pues las potencias europeas presionaban para obtener ganancias económicas y tratados favorables, conocidos como tratados desiguales. China, una potencia atrasada tecnológicamente con respecto a estos competidores europeos, se vio humillada en las Guerras del Opio de 1839-1842 y de 1856-1860.
Es precisamente al calor de esos desastres y de una apertura de una China relativamente hermética hasta el momento que aparecen una serie de movimientos revolucionarios que fueron los verdaderos problemas para la supervivencia de la dinastía Qing, más que los adversarios extranjeros. Patricia Buckley lo resume así: «Someter sublevaciones podía resultar extremadamente difícil. Se tardó ocho años, de 1796 a 1804, en derrotar a los rebeldes de la secta milenarista de Loto Blanco (...). Fue preciso construir varios cientos de fuertes, reclutar milicias entre la población local y gastar el equivalente de cinco años de recaudación». Ahí es donde entra en juego nuestro amigo Hong Xiuquan.
Nacido el 11 de enero de 1814 con el nombre Hong Huoxiu, era el tercer hijo de una familia pobre de los hakka, un grupo minoritario chino diferenciado de los han predominantes. El chiquillo tenía aptitudes y su familia lo puso a estudiar los exámenes para convertirse en funcionario del gobierno Qing, y cuando viajó a realizar las pruebas se encontró con los misioneros cristianos Edwin Steves y Liang Afa, que le dieron algunos papeles de promo cristiana.
Quizá ese encuentro fue menos importante que su suspenso en el examen y su segundo suspenso un año más tarde. Como le pasa a tantos opositores, que se sentirán identificados con Xiuquan, el joven aspirante a funcionario colapsó. Colapsó por lo grande, con delirios, sueños en los que aparecían figuras celestiales (una figura paternal anciana y un hermano) que le dijeron que los humanos estaban adorando a demonios y le encomendaron una tarea: eliminar a los demonios de la faz de la Tierra. Como decimos, cualquier opositor se sentirá identificado.
Seis años después (no sabemos qué pasó durante esos años), leyó los panfletos cristianos, que había guardado hasta entonces. Y unió piezas: la figura paternal de su sueño era Dios y el otro, su hermano, era Jesucristo. Es decir, que él mismo era hijo de Dios, y este le había enviado a China a expulsar a los demonios.
Él y su primo Hong Rengan se bautizaron mutuamente (hola, Juan el bautista) y empezaron a difundir la palabra. Sus vecinos le expulsaron en abril de 1844 y él siguió con su tarea... en otra parte. Pocos años más tarde, sus seguidores se contaban por miles, y se componían sobre todo de hakkas de trabajos duros como la minería.
Atrajo la atención de algunos misioneros, que le proveyeron de Biblias y materiales teológicos, y él continuó desarrollando su propia teología.
El abono para sus ideas estaba ahí esperándole: la necesidad de la minoría hakka de unirse para defenderse de amenazas y la existencia de los manchús, los dirigentes chinos, sus demonios particulares a los que tendría que destruir.
Para 1850 los seguidores de Xiuquan ya se enfrentaban abiertamente contra los poderes locales y Xiuquan empezó a organizar una rebelión en toda regla, la Rebelión Taiping. Puede sonar precipitado, pero debemos tener en cuenta que para este momento sus seguidores eran unos 30.000, y al menos 10.000 estaban siendo preparados militarmente. La provincia de Guangxi se les empezaba a quedar pequeña, así que comenzaron una serie de ataques militares y tomaron ciudades importantes a lo largo del río Yangtze, incluida Nanking, que renombraron como Tianjin (la Capital Celestial). Allí vencieron a un ejército manchú de 5000 soldados en marzo de 1853, tras lo cual comenzaron a exterminar a los manchús que encontraron, niños incluidos.
Bandera adoptada por el Reino Celestial de la Gran Paz |
Ese fue el comienzo del Reino Celestial de Taiping, una teocracia cristiana gobernada por un grupo de hombres que entraban en trance para comunicarse con Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo. Xiuquan pasó a ser conocido como el Rey Celestial y desplegó un programa de división comunitaria de la tierra, demandó sacrificios y no se toleró el opio, tabaco, prostitución, apuestas, poligamia, el vendaje de pies de las mujeres (los hakka no lo hacían) y la adoración de los ancestros (codazo y patada fuerte en la entrepierna al confucianismo). En general, se trataba de un rechazo a costumbres del resto de chinos para marcar la diferencia con los machús, pero también novedades como la admisión de mujeres en el ejército y una teórica igualdad económica y social.
El problema es que hubo jarana sangrienta en el nicho de esta comunidad en 1856. Cuando la mano derecha de Xiuquan intentó deponerlo, le salió mal y acabó muerto junto con unos 20.000 más. Otro allegado intentaría lo mismo y acabaría también bajo tierra. Ese año fue el inicio del declive de Taiping.
Xiuquan pasaría los siguientes años entre sus 86 consortes y la Biblia, en la que iba introduciendo cambios con sus vivencias.
Mientras tanto, poco a poco las tropas leales a los Qing retomaron el terreno perdido frente a Taiping hasta que en julio de 1864 entraron en Nanking y comenzó una masacre. Xiuquan murió antes de la caída de Taiping, y su hijo Hong Tiangui fue coronado como Rey Celestial hasta la llegada de los Qing.
Emperatriz Cixí, regente de su hijo Tonzhi y de su sobrino Guangxu, es decir, emperatriz regente desde 1861 hasta 1908. |
Nada menos que catorce años de rebelión, 16 provincias afectadas, destrucción en 600 ciudades y muerte de alrededor de 20 millones de personas. En un momento en que la dinastía Qing parecía llamada a desaparecer, haría falta una personalidad fuerte como la regente emperatriz Cixí para estabilizar China tras la Segunda Guerra del Opio y reafirmar el poder central para después aplastar a Taiping. El proceso no fue sencillo, y fue liderado por muchos funcionarios con ideas de modernización del país que se vieron enfrentados a problemas internos como este y la presión de potencias extranjeras.
Con respecto a Hogn Xiuquan, para el historiador Xiaobing Li, «sus reformas sociales e ideales comunitarios eran ecos de los ideales utópicos chinos antiguos y presagiaba la revolución comunista china del siglo XX», es decir, que no era precisamente un elemento aparecido por generación espontánea, sino que recogía mucho de los sembrado por revueltas anteriores e ideas que permearon en ciertas zonas de China. Muchas de las medidas que promulgó eran costumbres hakka, o simplemente prohibiciones de costumbres de otros chinos, como el vendaje de pies de mujeres. También sirvió como respuesta para el grave problema de adicción al opio que se había extendido sobre todo por el sur de China y, por supuesto, surgió en una zona donde los movimientos de sociedades secretas y pensamiento milenarista no eran precisamente nuevos.
Referencias:
- Patricia Buckley (2009). Historia de China. La Esfera de los Libros.
- Jonathan D. Spencer (1996). God's son: the taiping heavenly kingdom of Hong Xiuquan. Norton.
- Xiaobing Li (ed.) (2012). China a War. An encyclopedia. ABC-CLIO.
Esta historia no está incluida en nuestro nuevo libro, El pene perdido de Napoleón... y otras 333 preguntas de la Historia, pero hay otras 333 que seguro que te resultarán muy interesantes.
Escribe un comentario