Cantaridina: la viagra que mata

¿Problemas de erección? Tranquilo, no es que le pase a todo el mundo, pero sí que ha pasado en todas las épocas. Y en la antigüedad también tenían remedios para ello. Uno de ellos, desde luego de los más usados fue la cantaridina un remedio que te la ponía como el cuello de un cantaor, pero con un pequeño inconveniente: te podía matar.


La cantaridina se obtiene de un insecto llamado mosca española que ni es una mosca ni tiene nada de español, como suele ser habitual. Hablamos de la lytta vesicatoria, un bicho que recuerda más a un pequeño escarabajo que a una mosca y que posee este compuesto para proteger sus huevos de posible depredadores, lo que ya nos da una pista de su toxicidad…
Es hasta bonito el bicho.
Ese compuesto se ha empleado a lo largo de la historia para un sinfín de cosas: desde curar problemas de piel a fabricar bombas. Sin embargo, su uso más habitual ha sido como afrodisíaco. Tenemos noticias de este uso desde Roma a la Francia del siglo XVIII, donde se bautizó con el curioso nombre de “caramelos de Richelieu”. Richelieu era cardenal, así que tuyas son las conclusiones. 
Dice Pedro Gargantilla en Enfermedades que cambiaron la historia (La Esfera de los Libros, 2016) que el truco de la cantaridina es que provoca un efecto irritante en la vejiga que produce la entrada de la sangre en los cuerpos cavernosos del pene. Vamos, que te la pone dura. En palabras de Quevedo, que siempre serán mejores:

Cantáridas pidió el novio,porque el apetito aguzan:astrólogos, de quien cuentanque saben alzar la figura.

Romance LXXXVIII de El Parnasso español de Quevedo

Si quieres saber la receta (para un amigo, claro), aquí la tienes: lo primero que hay que hacer es cazar unos cuantos bichos de estos verdes (se puede obtener de otros insectos de la misma familia, pero te recomendamos la auténtica mosca española), los matamos y los dejamos secar. Cuando estén más secos que la mojama, los machacamos hasta convertirlos en polvo. Y una vez tenemos el polvo, podemos mezclarlo con cualquier líquido para ingerirlo o meterlo dentro de pastelitos, caramelos, lo que más te apetezca. 
¡Pero atención! Pensándolo mejor, quizá sea conveniente que no lo pruebes en casa. La cantaridina tiene muchos efectos secundarios: el roce con la piel puede provocar erupciones, y su consumo puede dar lugar a dolores abdominales, daños en el riñón, sangre en la orina y, más importante, la muerte. Resulta que cuatro centésimas de gramo son suficientes para dejar seco a un hombre adulto de tamaño normal. Así que es muy fácil pasarse de dosis.
Este otro bicho no era tan bonito.
De hecho se han dado casos muy célebres: obviamente, para consumir un afrodisíaco que te irrita el pene, debes estar muy desesperado, y este era el caso del rey Fernando el Católico, que en en 1505 celebró su segundo matrimonio. La afortunada era Germana de Foix, una chica de apenas 17 años, 36 menos que el monarca aragonés. Y la joven llegó a la corte con una misión que cumplir: traer al mundo a un heredero. A Fernando le entraron las prisas por motivos que no vienen ahora al caso, y puso a trabajar a todos los médicos en esta misión.
La edad del rey no ayudaba a la misión, pues para la época era bastante avanzada. Así que los galenos recurrieron a todo tipo de remedios, entre ellos la cantaridina, pero a alguien se le fue la mano con la dosis y el rey acabó sus días con una buena erección pero sin heredero varón. De ello dio noticia Jerónimo Zurita, cronista del momento, y así lo relató también Alonso de Santa Cruz en su Crónica de los Reyes Católicos:

[...] como Su Alteza tuviese tanto deseo de tener generación, principalmente un hijo que heredase los reinos de Aragón, le hiço dar la Reina algunos potajes hechos de turmas de toro y cosas de medicina que ayudavan a hacer generación, porque le hicieron entender que se empreñaría luego. Aunque otros pensaron que le avían dado veneno o tósigo… E adoleció luego en tal manera que estuvo desauçiado de los médicos.

Suponemos que los médicos ignoraban lo que ya sabían algunos nobles italianos contemporáneos que por entonces andaban usando la cantaridina como veneno para matarse los unos a los otros. Sin embargo, tampoco sería esta la última muerte accidental provocada por un exceso de este compuesto: se tienen noticias de una orgía organizada por el Marqués de Sade, el escritor francés aficionado a estos menesteres, durante la cual algunos invitados se atiborraron a caramelos de anís con cantaridina y terminaron la fiesta en una caja de madera.
También García Márquez cuenta en El General y su laberinto que Simón Bolívar sufrió el mismo destino que Fernando el Católico tras serle recetados parches de cantaridina, aunque en su caso eran para curarle un catarro.
Pero no vayas a pensar que esto es algo pasado de moda, la cantaridina se sigue empleando a día de hoy con distintos fines, y por supuesto sigue ocupando un lugar destacado como afrodisíaco. Pero nosotros solo podemos pedirte que, por favor, no lo pruebes en casa, piensa en el bueno de Fernando.

  • Gargantilla Madera, Pedro (2016). Enfermedades que cambiaron la historia. La Esfera de los Libros.
  • Eslava Galán, Juan (1996). Historia secreta del sexo en España. Temas de Hoy.
  • Santa Cruz, Alonso de (1505-1567). Crónica de los Reyes Católicos. En Biblioteca Digital Hispánica.
  • Shamloul, Rany (2010). “Natural Aphrodisiacs”, en The Journal of Sexual Medicine, 7, pp. 39-49. International Society for Sexual Medicine.
  • Quevedo, Francisco de (2003). Parnaso español. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
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1 comentario:

  1. Dice el artículo que el rey murió sin heredero varón y es cierto, pero durante unas horas sí que lo tuvo. Úrsula Germana de Foix y Fernando el Católico tuvieron un hijo,
    Juan de Aragón y Foix, pero murió al poco de nacer.

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