Fútbol en Constantinopla: el Clásico de las Águilas Bicéfalas

«¿Constantinopla? Querréis decir Estambul». No, no, no. Sabemos muy bien lo que queremos decir. Sí, la actual Estambul de la actual Turquía tiene varios equipos de fútbol conocidos (así como sus secciones de baloncesto y otros deportes), como el Galatasaray, el Besiktas o el Fenerbahçe, pero cuando decimos Constantinopla lo decimos con total intención. 

AEK y PAOK, los dos equipos constantinopolitanos por antonomasia.

«Pero si Constantinopla cayó en manos de los turcos otomanos en 1453 y actualmente se llama Estambul», que sí leche, que sí, pero igual que el Imperio Bizantino sigue vivo en nuestros corazones, Constantinopla también siguió viva para mucha gente hasta hace muy poco, y en cierta manera aún lo sigue estando.

Es el caso de toda esa población griega que siguió habitando la ciudad y sus alrededores hasta poco después de la I Guerra Mundial y que continuó llamándola Constantinopla, y muy irredentamente se resistieron a admitir que esa ya no era la gran capital imperial, la Nea Roma, que un día fue.

A principios del siglo XX, en la Estambul capital de un decadente Imperio Otomano, seguía viviendo un buen número de helenos, especialmente en el distrito de Pera, en lo que actualmente es el barrio de Gálata al norte del Cuerno de Oro (Pera literalmente es «al otro lado» en griego, no se calentaron la cabeza para nombrar al barrio). Esta población no es que disfrutara precisamente de ventajas y descuentos en suelo otomano, pero bueno, ahí estaban.

La cosa empezó a complicarse tras la I Guerra Mundial, en la que al imperio de la Sublime Puerta le explicaron cuatro cosas y terminó su proceso de liquidación para dar paso a la República de Turquía. Todo eso tras una guerra entre 1919 y 1922 en la que griegos y turcos lucharon por repartirse los restos del imperio recién fallecido.

Infantería turca durante la guerra greco-turca.

Todos ambicionaban mucho, pero obviamente la joya de la corona y principal objetivo era Constantinopla/Estambul. Pese a que los turcos estaban hechos polvo tras la contienda europea y los griegos iban flipadísimos (y salivando con la posición de favoritos que llevaban para recuperar tan simbólica capital), la custodia de la ciudad se decantó contra todo pronóstico para los turcos de Mustafa Kemal Atatürk, que hizo una campaña de motivación y exaltación nacionalista como nunca en la historia.

Sorpresón en Las Gaunas y papelón a partir de ese momento para los griegos que vivían en territorio ahora de la recién inaugurada República de Turquía. Que sí, que era más democrática, laica y progresista, pero también más nacionalista y menos tolerante con otras etnias (y más si eras del eterno rival). ¿Consecuencia? Éxodo de todos los griegos de Constantinopla, futbolistas incluidos, a territorio griego.

Uno de los primeros onces del AEK de Atenas allá por 1924.

Estos refugiados constantinopolitanos se unieron para seguir desempeñando su actividad deportiva en las ciudades en las que se habían instalado, y que serían a partir de ahora su hogar. Es así como surgieron clubes como el PAOK en la ciudad de Salónica (ciudad donde curiosamente nació Atatürk), cuyo nombre son las siglas en griego de «Club Atlético Pantesalónico de los Constantinopolitanos», o el AEK de Atenas, que quiere decir «Unión de Atletas de Constantinopla». 
Ambos equipos disputan el Clásico de las Águilas Bicéfalas, ya que el emblema de ambos equipos, como no podía ser de otra forma, es el águila de dos cabezas, símbolo de Constantinopla y del Imperio Bizantino. Precisamente hoy mismo se ha disputado el clásico que acaba de terminar con un empate a 1-1. Nosotros que siempre vamos con el Imperio Bizantino contentos ya que no podemos querer a un hijo más que a otro pero... ¿Y tú? ¿Con quién ibas?

El entrañable presidente del PAOK, Ivan Savvidis, baja al césped a dialogar tranquilamente con el colegiado en uno de los últimos clásicos contra el AEK.

• www.paokfc.gr
• www.aekfc.gr

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