Un político de altura: Sarkozy

El anuncio del regreso de Nicolas Sarkozy a la política ha derramado ríos de tinta en los diarios europeos, y en Ad Absurdum no queríamos quedarnos fuera y por ello hemos mirado debajo de las alfombras del Palacio del Elíseo en busca de esos detalles absurdos que tanto nos gustan.

A menudo solemos relacionar la excentricidad y la extravagancia con personalidades de líderes propias de sistemas dictatoriales y totalitarios, sin embargo, también las democracias ven pasar por sus instituciones a personajes con costumbres curiosas cuanto menos. A continuación os dejamos algunas de las excentricidades del ex-presidente francés:
Cuando el ejecutivo socialista tomó el relevo a Sarkozy, se topó con algunos datos económicos sorprendentes: 
Nada más llegar al poder, Sarkozy triplicó la flota de vehículos oficiales, y durante su estancia en la residencia presidencial, ofrecía almuerzos a sus visitantes consistentes en carpaccio de langostinos, carnes y postres de manzana regados con exclusivos vinos franceses que llegaron a elevar el gasto medio en comida a los 12000 euros diarios.
Pero el desmedido gasto en comidas no siempre era en beneficio de los demás... en una visita a Nueva York, el presidente, acompañado de su esposa Carla Bruni, disfrutaron de una pizza en un restaurante de la ciudad que debió gustarles tanto que, para el viaje de regreso a Francia, hicieron un nuevo pedido para llevar en el avión presidencial. Mucho debían gustarles las pizzas y mucha hambre debía tener la pareja cuando la factura ascendió a los 1100 dólares.
Sarkozy posa de puntillas junto a su esposa y
el matrimonio Obama
Dejando a un lado cuestiones económicas y derroches ya de carácter personal como fue la compra de un enorme palacio en Marrakech; el tema que más parece preocupar al político francés es su estatura.
Sarkozy, que oficialmente mide 1'70 m., pero que en realidad mide 1'65 m., parece estar profundamente acomplejado por este motivo, y eso da lugar a cosas como encargar unas carísimas alzas de siete centímetros y zapatos especiales para estar siempre a la altura de su mujer; y en sus apariciones públicas suele posar de puntillas junto a las demás personalidades o se sube a escalones o podios para asimilar su tamaño al de sus compañeros de profesión, tal y como hizo en el acto de conmemoración del 65º aniversario del desembarco de Normandía.
Pero quizás estas cuestiones las lleva al extremo en sus apariciones junto al populacho. Y es que son ya varios los periódicos y ciudadanos que, por ejemplo en visitas a lugares de trabajo, han denunciado la realización de "castings" previos para seleccionar a los empleados de estatura igual o menor a la del ex-presidente a la hora de posar ante las cámaras.
Por supuesto, Carla Bruni no goza de libertad en su vida diaria, y está condenada a llevar unas sempiternas merceditas cuando acompaña a su marido y a bajar las escaleras de aviones y edificios un par de escalones por delante. Y es que con un presidente así, los protocolos se complican aún más.
Sarkozy y Obama en la conmemoración del 65º
aniversario del desembarco de Normandía
Por supuesto Sarkozy no es el único político con este tipo de actitudes, ni mucho menos. Más adelante os iremos presentando las manías y excentricidades de otros políticos de todos los signos y procedencias. Pero con todo lo explicado, queda claro que para llegar a ser presidente de la República Francesa, no hace falta ser un "político de altura".




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