Batalla de Karánsebes: ¿la batalla más absurda de la Historia?
Emperador José II de Habsburgo |
En un primer momento, se envió a
una tropa de húsares para inspeccionar el terreno sobre el que acamparían las tropas
austríacas a la espera del ejército otomano. A su llegada no hallaron ni rastro
de soldados enemigos, tan sólo encontraron a una familia de gitanos que vendían
aguardiente. Decidieron comprar algunos barriles para pasar la noche mientras
esperaban al resto de compañeros, sin embargo, para cuando estos llegaron, los
húsares ya se encontraban completamente ebrios.
Cuando las primeras tropas de
infantería rumana llegaron al punto de encuentro, quisieron unirse a la fiesta
montada por los húsares, pero estos últimos no estaban dispuestos a
compartir su bebida con ellos, por lo que formaron barricadas en torno a los
barriles. Comenzó así una reyerta por poseer el alcohol en medio de la cual se
disparó al aire. Los rumanos, alertados, prepararon sus armas con la creencia
de que el disparo procedía de fuera y que estaban siendo atacados por los
turcos. Los húsares, ebrios, entraron en pánico y comenzaron a correr de un
lado para otro en medio de la oscuridad.
De pronto, en mitad de la oscura
noche, hicieron su aparición los oficiales, que trataron de devolver el orden al
grito de “Halt!” (¡Alto!), pero los
soldados creyeron entender Alah!, por
lo que empezaron a disparar y cargar contra lo que creían que eran invasores
otomanos. La catástrofe estaba servida: la confusión hizo que todos abrieran
fuego contra unos supuestos invasores, que no eran sino sus propios aliados,
los cuales también respondían de la misma manera…
Disparos, gritos, llamas… tal era
el panorama que se encontraron las tropas de caballería al llegar al lugar. Por
lo que decidieron cargar contra lo que era un evidente ataque turco a sus
tropas. La carga de caballería fue vista desde la distancia por las tropas de
infantería que, a su vez, llegaban al campamento, así que abrieron fuego contra
la evidente carga de caballería otomana… La batalla duró unas horas más,
creando minúsculos grupos de soldados que se atrincheraban y creían disparar
contra un ejército musulmán omnipresente. Tan sólo quedaba una salida: huir. La
solución a tal caos fue la retirada, cada uno de los pequeños grupos emprendió
la suya, incluso el propio emperador José II de Habsburgo, que cayó del caballo
en una poza.
Dos días después, un enorme
contingente otomano llegaba a los campos de Karánsebes, donde ya descansaban
los cadáveres de 9.000 soldados del Imperio Austríaco.
- DURSCHMIED, E. (2002): El factor clave. Cómo el azar y la estupidez han cambiado la historia, ed. Salvat.
Madre del amor hermoso no se si reirme o llorar XD
ResponderEliminarHan pasado ya muchos años, ahora lo mejor es tomárselo con humor. Pero maldita la gracia que debió hacerle a las 9000 familias... Si ya lo dice la DGT: Si bebes no trates de detener invasiones turcas.
EliminarSi bebes, no manejes!
ResponderEliminarUn buen consejo ;)
EliminarIncreíble, menuda historia!
ResponderEliminarJAJAJAJA ya no se ven fiestas que la líen tanto como las austriacas.
ResponderEliminarDesgraciadamente para el humor histórico es posible que la batalla fuera solo un mito del siglo XIX. Las fuentes de la misma son al menos bastante posteriores y escasas.
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