El "Edifante": un edifico elefante en el París absolutista
El elefante es un animal que, por su fuerza y tamaño, ha asombrado siempre a los humanos. Así que no es extraño que haya estado presente en escudos de armas, esculturas e incluso que se haya usado en batallas o como regalo entre las élites a lo largo de la historia. En Historia absurda de España ya contamos cómo Fernando el Católico se presentó en unas cortes con un elefante, pero lo encontramos además en plazas públicas de Italia, como en Catania; e incluso Bernini diseñó el que hoy encontramos en la Piazza della Minerva de Roma. Aunque una vez más, el caso más conocido lo encontramos en Los Simpson:
Símbolo de fuerza y grandeza, no es de extrañar, por tanto, que a menudo los reyes se sirvieran de él para representar su poder. Sin embargo, un hombre logró ir un pasito más allá con el uso del elefante y planteó un ambicioso proyecto. Su nombre era Charles-François Ribart de Chamoust, Ribart para los amigos y en adelante.
Ribart fue un célebre arquitecto francés del siglo XVIII cuya principal obra es la que nos ocupa, que nunca llegó a construirse y que tampoco es que sea muy conocida... Quizá nos hemos excedido con lo de célebre, pero siempre reviste el texto.
Luis XV de Francia |
No, en serio, Ribart era un arquitecto que, para hacer justicia, destacó más por su labor como teórico que por sus obras arquitectónicas. De hecho, no se conocen muchos edificios suyos, pero sí son conocidos sus textos y tratados sobre teoría de la arquitectura. Aunque, para terminar de hacer justicia, también es cierto que no están exentos de excentricidades y polémica, pero eso es otra historia.
Pues bien, en 1758 Ribart tomó la idea de emplear el elefante como símbolo del poder y la gloria de los reyes y decidió construirle uno al rey de Francia, el monarca absoluto Luis XV. Y ese no iba a ser un elefante cualquiera, no iba a ser una mera escultura, no iba a sujetar una simple columna o un obelisco... su idea era que el propio elefante fuera un palacio.
En efecto, el proyecto era construir un enorme edificio con forma de elefante en el extremo occidental de los Campos Elíseos, donde hoy se encuentra el Arco del Triunfo (construido entre 1806 y 1836).
El proyecto fue bautizado por su autor con el modesto nombre de «Grande kiosque à la gloire du roi» o Gran pabellón dedicado a la gloria del rey. Pero pronto fue rebautizado como El Elefante Triunfal, ya que se trataba de un monumento dedicado a las victorias de Francia en distintas guerras (já). Y sobre el lomo del animal se ubicaría una escultura del monarca rodeado por botines de guerra.
Si el proyecto hubiera consistido únicamente en una escultura de un elefante de gran tamaño hueco, con una o dos salas, aún habría sido poco más que una curiosidad. Sin embargo, era algo mucho más ambicioso: cinco plantas de altura con un acceso subterráneo que daría paso a una escalera de caracol que permitiría la entrada a cada una de las salas distribuidas a lo largo del cuerpo y la cabeza del animal.
Proyecto de Ribart (1758). |
Salas de baile, de recepción, de conciertos, comedores... incluso la decoración era algo excéntrica: a Ribart le obsesionaba la inspiración de la arquitectura en la naturaleza, y quería que sus salones reprodujesen paisajes, de forma que las salas tendrían la apariencia de bosques (con columnas que imitaría troncos de árbol distribuidas de forma irregular para darle más realismo), y estarían recorridas por un pequeño riachuelo.
En uno de los salones aseguraba el arquitecto que cabría un número considerable de personas, así como una orquesta. Pero es que además la fiesta no se limitaba al interior del paquidermo, sino que quien estuviera fuera podría disfrutar de la música gracias a un sistema de megafonía instalado en las orejas del elefante.
Y el remate final sería, también en el exterior del edificio, una enorme fuente instalada en la trompa del animal. En definitiva, todo un espectáculo de imagen y sonido sin precedentes pero que nunca vio la luz...
El proyecto quedó en eso, un proyecto, ya que el gobierno francés nunca dio su visto bueno. La place de l'Étoile quedó sin elefante y vacía hasta que en 1806 comenzó a erigirse el famoso Arco del Triunfo.
No obstante, la idea no cayó en saco roto, sino que, poco tiempo después, bajo el gobierno de Napoleón se retomó el proyecto, o al menos parte de él, para la erección de un enorme paquidermo en el lugar donde había estado ubicada La Bastilla, la fortaleza destruída durante la Revolución Francesa.
Proyecto del Elefante de la Bastilla, del arquitecto Alavoine (1812). |
Este nuevo proyecto, si bien abandonó la pretensión de ser salón de celebraciones, comedor y sala de conciertos, no podía negar su inspiración en el de Ribart. De hecho, respetaba sus dimensiones y copiaba completamente la idea de la fuente brotando de la trompa.
Este proyecto tampoco llegó a ejecutarse, aunque sí que se construyó un modelo al mismo tamaño en yeso y permaneció ubicado en la plaza desde 1814 hasta 1846. De hecho, el monumento fue tan polémico que despertó las críticas de intelectuales de la época por su soberbia y suntuosidad, y muestra de ello es su aparición en la novela de Víctor Hugo Los Miserables. De hecho se puede ver en la adaptación cinematográfica.
Fotograma de la película Los Miserables (2012). |
Por cierto, no queríamos terminar sin hablar del proyecto que sí llegó a ejecutarse pero quizá con menos fortuna, el del constructor James V. Lafferty, que realizó un edificio con forma de elefante en Margate City (Nueva Jersey, Estados Unidos) en 1881 como estrategia publicitaria de una inmobiliaria. Allí aún puedes encontrar esta horrible imagen...
- Wilkinson, P. (2018). La Arquitectura Fantasma. Blume.
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