Destruyendo mitos 5: la hoguera de la Inquisición


Ya lo decían los Monty Python: Nobody expects the Spanish Inquisition!
Y es que en la actualidad todavía existen muchos enigmas y van saliendo nuevas informaciones en relación a la Inquisición española. Pero, ¿qué hay de cierto en todo lo que se dice? ¿Tanta gente murió a manos de estos religiosos? ¿Era la hoguera tan frecuente en estos procesos? Hoy trataremos de desmitificar algunos tópicos en torno al Santo Oficio, pero sobre todo el uso del fuego:



Nadie pone en duda que la Inquisición española fue un órgano de represión y control social especialmente sanguinario y cruel, que provocó miles de muertes y muchas más injusticias, e incluso fue un obstáculo al progreso del país, eso que vaya por delante, que ya os vemos venir (para saber más sobre el papel de la Inquisición y su origen en España, acude a Historia absurda de España). Pero, ¿de verdad ardió tanta gente en las hogueras?
La Inquisición española aparece representada en libros, películas y demás como un nido de sádicos fanáticos. Y es que lo era, en gran medida. Pero también existía la Inquisición en otros lugares de Europa, y sin embargo no es especialmente recordada la Inquisición inglesa o la alemana. Si bien es cierto que en España estuvo vigente casi cinco siglos, cosa que no ocurre en el resto de países de Europa, siempre que se habla de sadismo y barbarie, de fanatismo religioso, se asocia a España.


Torquemada y la Inquisición española en la película La loca historia del mundo de Mel Brooks (1981).
Encontraréis muchas publicaciones en las que se afirma sin pudor que la Inquisición no ejecutó a nadie, pues esta institución simplemente juzgaba y luego la ejecución la llevaba a cabo el poder civil. Nosotros no entraremos en esta dialéctica, pues viene a ser el mismo argumento que usan algunos al afirmar que Franco no mató a nadie, que fueron los jueces o los pelotones de fusilamiento.
Torquemada.
Nunca un nombre estuvo tan bien puesto.
Ignorando por tanto ese argumento chabacano, indaguemos en los datos: el período de mayor actividad de la institución, y durante el cual más gente fue condenada a muerte, fue bajo el mandato de Torquemada. Según una antigua estimación, hablaríamos de 10.000 personas muertas entre 1480 y 1530. Sin embargo, hispanistas como Henry Kamen dicen que esto es una imposibilidad matemática teniendo en cuenta la población de Castilla. De haber ocurrido así, habría sido fatal para la economía castellana. Y de hecho, estos estudiosos cifran, atendiendo a las pruebas documentales, en un máximo de unos 2.000 el número total de víctimas mortales.
Vemos que algo empieza a fallar, algunos datos se han falseado, pero sigamos: ¿cuántas personas murieron en total a manos de la Inquisición? Pues no resulta fácil dar una cifra exacta, pero existen estudios que tratan de aproximarse, y las conclusiones son interesantes: el hispanista Joseph Pérez llega a dar la cifra de 125.000 procesos celebrados en los 350 años de historia de la institución, dato con el que coincide el especialista en la Inquisición Gustav Henningsen. ¿Cuántas de estas personas fueron condenadas a muerte? Pues solo el 3,5%, es decir, unas 4.500 personas. Sin embargo, estos historiadores afinan un poco más y llegan a decir que en realidad solo el 1,8% llegaron a ser ejecutados en la hoguera.



¿Pero entonces qué pasó con el resto de condenados? El resto murieron en prisión, a causa de enfermedades, escaparon, sus penas fueron conmutadas por ejecuciones rituales (quemando efigies que los representaban) o simplemente fueron ejecutados de otra manera: existían muchos otros métodos para acabar con las vidas de estas personas, desde la horca a la decapitación pasando por instrumentos que mejor no enumerar...
En cualquier caso, no pasemos por alto el detalle de quemar efigies: debemos insistir en esta idea, pues el uso del fuego era mucho más habitual en procesos rituales en los que lo que se quemaba no era a la persona en sí sino a un muñeco o espantajo que lo representaba.
Otro historiador, Geoffrey Parker, viene a coincidir con estas estimaciones, y establece unas 5.000 víctimas mortales, de las cuales solo el 4% fue condenado a la hoguera.
Llegamos entonces ya a algunas conclusiones: según los historiadores el número de víctimas mortales no sobrepasaría las 5.000, y de ellas, tan solo un par de centenares fueron ejecutadas en la hoguera.



Lo que sí es cierto es que el período de mayor actividad se encuadra cronológicamente entre 1480 y 1530, donde se ubicarían la mayor parte de esas víctimas mortales. Y, ¡oh casualidad! Torquemada fue Inquisidor general desde 1478 hasta 1498. El resto de años que estuvo la Inquisición vigente en España, por negativa que fuera su actividad, fue poco significativa atendiendo a criterios sanguinarios.
Pero, ¿entonces la hoguera qué? Pues poca hoguera hubo, puesto que, además, los que eran condenados a morir hechos a la parrilla, si confesaban sus crímenes y se arrepentían públicamente, en lugar de ser quemados, eran ejecutados por medio del garrote vil (toda una consideración, oye).
De hecho, la idea que tenemos sobre los llamados «autos de fe» tiene poco o nada que ver con la realidad: los autos de fe no eran juicios sumarísimos ni grandes ejecuciones públicas, sino que eran actos en los que la Inquisición reunía a los condenados por los tribunales para arrepentirse públicamente de sus pecados.


Auto de Fe en la Plaza Mayor de Madrid. Pintura de Francisco Rizi.
Museo del Prado, Madrid.
Tras el acto, aquellos que se habían arrepentido pero eran reincidentes o sus pecados se consideraban suficientemente graves, se les condenaba a muerte por estrangulamiento, y a menudo sus cuerpos eran quemados pero una vez muertos, no en vida. Tan solo aquellos que habían sido condenados y no habían mostrado arrepentimiento ni habían reconocido sus herejías podían ser quemados vivos, pero ya hemos dicho que estos casos eran poco habituales.
Por tanto, esa idea que tenemos de juicios masivos y ejecuciones a las que asistía el pueblo a ver arder a los condenados como quien va a una sesión de cine de verano es completamente falsa. En esos grandes actos aquellos a los que se les confirmaba la pena de muerte eran entregados al poder civil para que llevase a cabo la ejecución, pues, efectivamente, la Inquisición, como institución religiosa, no tenía competencias para ello (lo que no le exime de culpa).
En cualquier caso, la idea del fuego como arma para acabar con la vida de herejes y brujas ha traspasado las fronteras españolas, y así lo encontramos habitualmente en la literatura y el cine de cualquier parte del mundo. De hecho, uno de los mejores casos lo encontramos en la célebre ejecución de las brujas de Salem (juzgadas a finales del siglo XVII en Estados Unidos), que en contra de la creencia popular, no fueron quemadas vivas sino ahorcadas.



En fin, no hemos pretendido con este post blanquear la imagen de la Inquisición ni pretendemos sumar puntos para unirnos a la moda de historiadores ultranacionalistas españoles, esperamos seguir siendo considerados unos imperiófobos pero que tratan de hacer su trabajo con el mayor rigor posible, destruyendo mitos como este sobre la hoguera de la inquisición.

Para complementar este artículo os recomendamos este otro de los amigos de Khronos¿De verdad quemaba la Inquisición a tanta gente? Si tu suegra es una bruja, denúnciala y nosotros la quemaremos. CSI (Consejo de la Suprema Inquisición).

  • Lara Martínez, María (2013). Brujas, magos e incrédulos en la España del Siglo de Oro. Aldebarán.
  • Lara Martínez, María (2016). Pasaporte de bruja. Volando en escoba, de España a América, en el tiempo de Cervantes. Aldebarán.
  • Kamen, Henry (2013). La Inquisición española. Crítica.
  • Parker, Geoffrey (2010). Felipe II. La biografía definitiva. Planeta.

  • Pérez, Joseph (2006). Mitos y tópicos de la historia de España. Algaba.
  • Pérez, Joseph (2009). Breve historia de la Inquisición en España. Planeta.
  • Pérez, Joseph (2012). La leyenda negra. Gadir.


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