Todos odian a D’Hondt: El sistema electoral español en 3 ideas




Entrada publicada originalmente en Cámara Cívica el 24 de diciembre de 2015 (perteneciente a nuestra alianza digital para gobernar el mundo).

Todo el mundo odia a Víctor D’Hondt, pero no sabe exactamente por qué. Nos han llegado entre hoy y ayer gran cantidad de peticiones para que expliquemos el sistema electoral español. Los resultados de las elecciones del 20 de diciembre han vuelto a mostrar que dependiendo de por qué territorio te presentes tienes más o menos oportunidades de ser diputado. Para entender la importancia de un sistema electoral, la forma en la que transformamos votos en escaños, tenéis nuestros podcast. Además, intentaremos explicarlo en tres ideas:



1. Nuestro sistema electoral se crea en 1977 mediante Real Decreto 15/3/1977 para las primeras elecciones. Durante el debate de creación de la Constitución, la idea era equilibrar las aspiraciones de un sistema mayoritario, como pedía Alianza Popular, y las de un sistema proporcional, como querían los grupos de izquierda. La Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) de 1985 mantiene este sistema.

2. La Constitución fija como circunscripción (el distrito electoral, el territorio por el que se eligen a los representantes) en la provincia, de modo que el sistema queda de la siguiente forma:

  1. El Congreso tiene 350 diputados.
  2. Las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla eligen a un representante cada una.
  3. Las otras 50 provincias eligen mínimo dos diputados.
  4. Los otros 248 diputados se reparten por territorio utilizando el sistema D’Hondt y según la población.
3. A esto hay que añadir que hay una barrera electoral del 3% (es decir, los que sacan menos del 3% no se cuentan) para evitar la excesiva fragmentación. Por último, las listas electorales son cerradas y bloqueadas (como decíamos en nuestro PODCAST, puedes elegir Menú A o Menú B, pero no puedes cambiar el orden de los platos ni elegir plato combinado).

A modo de ejemplo, la provincia de Soria solo reparte los dos diputados (el mínimo). Madrid, sin embargo, reparte 36 diputados.

Grosso modo, el famoso sistema D’Hondt lo que hace es repartir los escaños a los cocientes mayores según el número de escaños a repartir. Dicho de otro modo: en circunscripciones pequeñas los primeros y segundos partidos entran seguro en el parlamento. Los terceros (tradicionalmente PCE/IU o incluso UPyD) se quedan fuera, ya que aunque cuentan con gran número de votos no los tienen concentrados en cada provincia. Los partidos nacionalistas tienen los votos concentrados en pocas provincias, con lo cual su proporcionalidad votos-escaños es más correcta.

La conclusión es sencilla: Sistema D’Hondt + Circunscripciones pequeñas = Desproporcionalidad.

Opiniones hay para todos los gustos:

  1. Argumentos a favor de mantener este sistema: “Si no fuera así nadie haría campaña o dedicaría políticas a Soria”, “con 3000 partiditos en el parlamento el país sería ingobernable”.
  2. Argumentos en contra: baja representatividad, diferente coste del escaño según el territorio.

Algunas alternativas:

  1. Única circunscripción: si todos los escaños se reparten como si todo el Estado fuera un único distrito no habría tanta desproporción. Por contra, existe el miedo a que las zonas menos pobladas se queden desatendidas.
  2. Circunscripción más grande, como la comunidad autónoma: ahora que existen unidades territoriales mayores que en 1977, las Comunidades Autónomas, podría cambiarse los distritos electorales. Esto ha sido debatido recientemente por algunos partidos.
  3. Crear otros sistemas electorales nuevos, como Representatividad y Gobernabilidad de la Universidad de Granada.

En fin, como solemos decir, si en democracia lo que cuenta son las preferencias del pueblo, el sistema electoral, que es su traducción en escaños, es de máxima importancia. Y dado que no hay sistema electoral neutral, no hay que tomarlo a broma.
PD: Para más información sobre sistemas electorales, escucha nuestro podcast 1×01.

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