Los vivos callan cuando hablan los muertos (o esa manía de citar a grandes personajes)
No es una moda de hoy día, se ha hecho durante toda la Historia. Citar a figuras relevantes del pasado es una constante que ya observamos en Heródoto, que cita a Homero. Es decir, que viene de largo.
Heródoto tiene excusa, ya que se dedica a plasmar la historia, y para eso recurre a autores anteriores (de algún sitio tiene que sacar la información, ¿no?
Pero esta manía se ha convertido en una enfermedad en nuestros tiempos.
Vayamos con pies de plomo, que no hay prisa.
¿Por qué se cita a personajes históricos? Muy fácil: si este tipo famoso que hizo cosas importantes lo dijo... debe ser verdad.
Parece mentira y no lo es. El hecho de que Gandhi dijera X cosa la hace más válida. Lo mismo es una burrada del calibre de las que dice Paco el panadero mientras se toma la cerveza de rigor en el bar de Lola, pero ¡eh!, es el puto Gandhi, ¿sabes?
Y luego surge el siguiente problema. En la época de los memes (de Internet), de la difusión y viralización de todo lo que se mueve, el toque del efecto multiplicador de la información a veces recala en elementos falsos, en fakes. ¿Cómo en fakes? Nos referimos a la atribución de frases a personas que, en realidad, nunca dijeron tal cosa. ¡Guau, qué barbaridad! ¿Barbaridad? Señores, la Biblia se articula en torno a falsas atribuciones, una detrás de otra, para ser más exactos.
No es raro que alguien diga que otro alguien dijo algo. Eso pasaba en Grecia, pasaba en Roma y pasa hoy. Sólo hace falta que un libro atribuya una frase, y a veces con que se haga en un foro por parte de un usuario con un nombre parecido a AlexBigOne1997 ya es suficiente...
Y entonces nace el monstruo, la máquina de generar frases y colocarlas en boca de Gandhi, Winston Churchill, Albert Einstein, Mark Twain, el Ché o cualquier otro personaje que actúe como tablón de anuncios al que la gente dirige la mirada. Los ganadores en este concurso de citas suelen ser Einstein y Churchill, siendo el segundo el que tiene en su haber una de las frases más citadas: “Los fascistas del futuro se llamarán a sí mismos antifascistas”. Por supuesto, Winston Churchill nunca dijo eso.
A lo tonto hemos identificado dos problemas con estos de las citas a personajes famosos:
- Si lo dice esa persona es que es verdad.
- ¿Lo dijo esa persona?
Con respecto al punto primero, observamos cómo proliferan los titulares en páginas dedicadas a viralizar contenidos, pero también en aquellas denominadas "prensa seria":
«3 frases imprescindibles de Umberto Eco sobre el poder de la televisión»
«8 frases de Emma Watson que las mujeres no debemos olvidar»
«16 frases maravillosas para recordar a Frida Kahlo»
«6 frases inolvidables de "Matar a un Ruiseñor" por Harper Lee».
Sin embargo, uno de nuestros titulares favoritos es: «Frases de Isaac Asimov que te harán más Inteligente».
Sin embargo, uno de nuestros titulares favoritos es: «Frases de Isaac Asimov que te harán más Inteligente».
Por supuesto, la muerte de uno de estos gigantes productores de citas es un momento inmejorable para publicar esas entradas y conseguir clicks.
Si se ha hecho siempre, ¿ha cambiado algo? Bueno, somos muchos más en esta canica azul, y por tanto hacemos más ruido, a lo que se suma la existencia de esa INFERNAL y MARAVILLOSA arma/herramienta que es Internet, que facilita enormemente la comunicación y el trasvase de ideas (lo que incluye idioteces). Ahora, como no podía ser de otra manera, y dado que somos grandes apologetas de la ironía, demostraremos lo que decimos con una cita de Umberto Eco:
“El fenómeno de Twitter es por una parte positivo, pensemos en China o en Erdogan. Hay quien llega a sostener que Auschwitz no habría sido posible con Internet, porque la noticia se habría difundido viralmente. Pero por otra parte da derecho de palabra a legiones de imbéciles”.
Como en el caso del cuñadismo (que analizamos en nuestro programa de radio), las citas pueden ser verdades como templos, no discutimos eso, sino que señalamos que simplemente aparecen revestidas de una mayor veracidad por hacer sido dichas por un tal o cual persona.
Umberto Eco dedicó su vida a (entre otras cosas) investigar precisamente sobre estos temas, así que algo tendría que decir. El resto de nosotros selecciona la frase interesante de Eco y aporrea sus teclados en una habitación oscura.
Vivimos una época en la que el contenido, el contexto, suele ser poco importante. Diseccionamos un texto para extraer los 140 caracteres e insertar una frase en Twitter. Todo tiene que impactar en la retina del lector para conseguir su atención durante unos segundos, su RT, que lo comparta o que se acuerde de que este u otro medio son interesantes porque publican unas pocas frases que despiertan su interés.
Me gustaría únicamente matizar que la frase que atribuis a Churchill es «casi» cierta, pero es de Oriana Fallaci. Ella dijo: «hay dos tipos de fascistas: los fascistas, y los antifascistas».
ResponderEliminarCasi cierta dice, que grande!!
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