Acabar con la Navidad
A lo largo de la Historia ha habido muchos Grinch (ya sabéis ese tipo verde al que no le gustaba ese otro tipo rojo... Um, no, no hablamos de Hulk y Iron Man. Aunque ya sabéis que lo del color de los ropajes del barbudo es motivo de polémica.
Y asĂ, querido niño, es como se rellena de SPAM una entrada que tampoco tenemos claro quĂ©.... Oh, ¡hola! SeguĂs ahĂ. PerdĂłn por la interrupciĂłn. Continuemos.
El tipo era Ă©pico, se mire como se mire |
Empezaremos por el más gordo de todos. Gordo en sentido metafĂłrico, en los retratos parece más bien contenido en sĂ mismo, no muy delgado tampoco. Bien servido en general. ¡Y ese es Cromwell! Oh, ¿el tanque de la Segunda Guerra Mundial? ¡No! El hombre que le da el nombre al tanque, pues es complicado que una máquina del siglo XX de nombre a un personaje del siglo XVII.
Por ahora.
Como decĂamos, Oliver Cromwell montĂł un petate importante en Inglaterra nada menos que convirtiĂ©ndola en una repĂşblica (a una de las monarquĂas más importantes del globo, ya ven) en 1649 que durarĂa hasta 1660. Para llegar a eso tuvieron que separar amablemente el cuello de Carlos I en dos mitades (si es que los franceses por no inventar no han inventado ni eso), y la llamada Mancomunidad de Naciones durarĂa hasta dos años despuĂ©s de la muerte de Cromwell. Vaya, como con Franco. Y luego un rey, como con Franco. Y el rey era Carlos II, como... Bueno, se ha entendido.
Por cierto, en Escocia e Irlanda no guardan buen recuerdo de Cromwell, que se cebĂł sobre todo con los catĂłlicos irlandeses de manera espectacular (segĂşn algunos acabĂł con el 15-20% de la poblaciĂłn).
El buen señor resultaba ser puritano, es decir, que para Ă©l cortar mal el queso (crĂ©anme, sĂłlo hay una forma de cortarlo bien) era inmoral e indigno. De ahĂ para adelante entra cualquier cosa. La Navidad no era menos. Un expresiĂłn de jolgorio tan excesiva era eso, excesiva. AsĂ que fuera: nada de villancicos, nada de comidas, prohibido fabricar dulces tĂpicos, nada de nada. Y a trabajar, que somos puritanos y esta es la mejor manera de llegar a Dios. El propio Parlamento tuvo sesiĂłn los dĂas 25 de diciembre durante los años de su protectorado.
Junto con la Navidad cayeron los festejos de Pascua y varios más. Solo con la llegada de Carlos II llegó la restauración monárquica... y navideña.
Esta es la acciĂłn anti-navidad más brutal que conocemos, pero hay casos de particulares que se lanzaron al ruedo. Parece ser que Brock Chisholm, primer director de la OrganizaciĂłn Mundial de la Salud, señalaba que la Navidad era "un delito contra la paz", y que cualquier niño que creyese en Santa Claus verĂa "subyugada su capacidad para pensar y lo harĂa presa fácil para demagogos y oradores de muchedumbres". De hecho, dijo más o menos:
"La preservaciĂłn de la paz perpetua y el progreso ordenado del mundo hacia un modo de vida adecuado para todo el mundo puede requerir para las futuras generaciones el sacrificio de Santa Claus".
REFERENCIAS:
- National Army Museum, The War on Christmas.
- Padraig Lenihan, Confederate Catholics at War, Ireland: Cork University Press, 2001.
- Jack Farley, Brock Chisholm, the World Health Organization, and the Cold War, UBC Press, 2008.
- Gerry Bowler, The Canadian Batlle for Christmas, University of Manitoba.
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