La loca historia de la foto de Iwo Jima
Esta fotografía es, sin lugar a dudas, una de las imágenes más célebres de la Segunda Guerra Mundial. Muestra el momento en que marines estadounidenses izan la bandera de su país en la cima del monte Suribachi, en la isla de Iwo Jima, reclamando para si el territorio de manos japonesas. La fotografía fue tomada el 23 de febrero de 1945 por el fotógrafo Joe Rosenthal, y le valió el premio Pullitzer, además de convertirse en una de las imágenes más reproducidas de la Historia, plasmada incluso en esculturas como el Memorial del Cuerpo de Marines del Condado de Arlington. Sin embargo, ¿qué historia hay detrás de la foto?
Alzamiento de la primera bandera. L. R. Lowery |
Resulta que la bandera que aparece en la fotografía no es la primera que se alzó aquel día en la isla de Iwo Jima. Horas antes, el teniente Harold G. Schrier recibió la orden de llegar a la cima del monte y poner allí la bandera. La orden y la bandera, de menor tamaño que la que aparece en la mítica foto, se las entregó el comandante Johnson. Schrier y sus hombres llegaron sin problemas al lugar, pero al no tener un mástil con que alzar la bandera, recurrieron a una tubería que encontraron tirada en los alrededores.
El momento fue plasmado por un fotógrafo distinto al de la célebre imagen, Louis R. Lowery.
Aunque la bandera era demasiado pequeña, fue avistada por los barcos estadounidenses como una "mancha roja, blanca y azul", y comenzaron a celebrarlo haciendo sonar sus bocinas y pegando gritos. Los japoneses, al escuchar la algarabía, salieron de sus escondites y respondieron lanzando disparos sobre los barcos y los hombres estadounidenses, sin embargo el ataque fue repelido finalmente por estos, registrando un único daño remarcable: la cámara de Lowery. En un principio Lowery solo había perdido la cámara, pero a la larga había perdido también el premio Pullitzer, que los disparos japoneses entregaron, sin darse cuenta, a Rosenthal.
Entonces... ¿de dónde salió la segunda foto? Pues resulta que uno de los últimos en desembarcar, el Secretario de la Armada, James Forrestal, pronto fue consciente de lo que aquella bandera podía llegar a simbolizar, así que se encaprichó de ella y dijo que quería llevársela de recuerdo. Sin embargo, el comandante Johnson no estaba dispuesto a retirarla, así que dio orden de asegurarla, y para ello pidió que fuera sustituida por una mucho más grande y mejor colocada.
Casualmente, tres fotógrafos (Rosenthal, Campbell y Genaust), caminaban juntos por las faldas de la montaña cuando se cruzaron con Lowery, que bajaba con su cámara rota, y les recomendó que subieran a la cima, pues, según él, se trataba de un lugar privilegiado para tomar fotografías. Los tres ascendieron juntos, y cuando llegaron se encontraron a seis hombres alzando la bandera. Genaust no llegó a tiempo de captar el momento, Campbell fue quien se adelantó y pudo tomar las mejores imágenes, pero, en lugar de hacer una fotografía, prefirió grabar un vídeo. Finalmente, Rosenthal se posicionó junto a Campbell, y, pensando que no tendría tiempo de tomar la fotografía, disparó sin siquiera mirar por el visor. En ese momento no fue consciente de que acababa de tomar la fotografía que le cambiaría la vida: cuatro fotógrafos tuvieron la oportunidad de hacerlo, pero el destino quiso que el premio Pullitzer fuera para Rosenthal, más por azar que por cualquier otro motivo.
Fotografía de grupo tomada tras izar la bandera. |
Pensando que la foto no había salido bien, Rosenthal pidió a todos los soldados que posasen junto a la bandera. Esta nueva foto era la que Rosenthal pretendía emplear para su publicación con la agencia Associated Press, así que al terminar el carrete lo mandó a revelar en Guam, donde un editor seleccionó la foto y la mandó por fax a las oficinas de AP en Nueva York. Apenas 17 horas después de tomar la foto, la imagen ocupaba las principales portadas del país sin que Rosenthal pudiera saberlo. El fotógrafo se convirtió en todo un referente en el momento, y cuando regresó a Guam, varios periodistas lo asaltaron con preguntas sobre la instantánea. En todo momento creyó que le preguntaban por la foto de grupo, así que cuando le preguntaron si era un posado, Rosenthal, incrédulo, respondió: "Claro". Aquel "claro" le costó años de acoso por parte de cientos de periodistas y conspiranoicos que llegaron a pedir en varias ocasiones que se le retirase el galardón por haber hecho posar a los soldados.
Sin embargo, la fotografía no reportó beneficios únicamente a su autor, sino que fue empleada por orden del presidente Roosevelt para la recaudación de bonos de guerra. Para ello, dio orden de hacer regresar a los protagonistas de la imagen. Aunque solo tres pudieron regresar, pues los otros tres habían muerto en batalla en menos de un mes desde el alzamiento de la bandera. De modo que tres de ellos pudieron abandonar el infierno de la guerra antes de tiempo gracias a la realización de esta foto. Pero hubo un error de identificación: la persona que aparece agachada y de espaldas es Harlon Block, y no quien las autoridades decían que era, un tal Hansen. La familia se dio cuenta del error, pero el gobierno de los Estados Unidos no lo reconoció y pidió a Ira Hayes, uno de los protagonistas y que también se había percatado, que no contradijese la información oficial, así que la familia se quedó con la duda hasta que... (y aquí viene la escena de película estadounidense) Hayes, sumido en una profunda depresión y borracho, se presentó un año y medio después en la casa de los Block, en Texas, para decirles que efectivamente era su hijo, muerto en batalla, quien aparecía en la fotografía.
Para terminar, quizás os sorprenda saber que si la actitud de Ira Hayes era muy peliculera, no era para menos: fue arrestado quince veces desde su vuelta y apareció en la película de John Wayne Arenas de Iwo Jima, todo esto antes de morir a los 32 años víctima del alcoholismo, lo que le sirvió para protagonizar la canción de Peter La Farge "The Ballad of Ira Hayes", versionada por Johnny Cash y Bob Dylan.
- BRADLEY, J. (2006): Flags of Our Fathers, Bantam.
- VALDERÓN BLANCO, J. (2006): "Los seis héroes de Iwo Jima", en El Mundo.
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