Jasper Maskelyne: la magia en la guerra
Hace tiempo os contamos historias de cómo utilizar la ilusión para engañar a los enemigos en plena guerra (tal es el caso de los tanques hinchables en la IIGM), o incluso de cómo engañar a tus superiores (como hizo Potemkin con la zarina), pero el ejército británico llevó mucho más allá estos trucos con el mago Jasper Maskelyne.
Maskelyne era un ilusionista británico, cuyo talento ya le venía de familia, pues su padre y abuelo eran magos. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, sus espectáculos se habían quedado sin espectadores, y necesitaba una forma de ganarse la vida, y, si podía ser sirviendo a su país, pues mucho mejor. Sin embargo, era demasiado mayor para servir como soldado en el frente, así que propuso a las autoridades servir a la causa británica con aquello que mejor se le daba: la magia.
En un principio, las autoridades lo rechazaron, pero Maskelyne insistió, y cuando logró simular un acorazado alemán remontando el Támesis, los oficiales lo aceptaron en sus filas.
"Denme libertad y no habrá límites para los efectos que puedo crear en el campo de batalla. Puedo crear cañones donde no los hay y hacer que disparos fantasmas crucen el mar. Puedo colocar un ejército entero en el terreno si eso es lo que quiere, o aviones invisibles, incluso puedo proyectar en el cielo una imagen de Hitler sentado en el wáter a miles de pies de altura.”
Con estas palabras se presentó el ilusionista ante las autoridades. Una vez integrado en las filas británicas, el mago dirigió varias misiones de éxito empleando increíbles trucos de ilusionismo en el Norte de África: una de sus más célebres hazañas fue evitar que la aviación nazi bombardeara el puerto de Alejandría. Para ello reclutó a químicos, dibujantes, escultores, vidrieros... con los que formó la denominada "banda mágica". El equipo observó detenidamente la forma de bombardear de la aviación alemana, así como la geografía y estructura de la ciudad de Alejandría. Rápidamente se dieron cuenta de que a pocos kilómetros, la Bahía Maryut tenía una estructura muy similar, así que reprodujeron algunos edificios con cartón y otros materiales, pero, sobre todo, imitaron la estructura de las luces de la noche en Alejandría. Llegado el momento, dieron orden de pagar todas las luces de la ciudad y encender las de la falsa ciudad construida en Maryut. Durante dos noches los alemanes bombardearon la ciudad falsa, evitando así los daños en Alejandría.
Otro de sus éxitos tuvo lugar en el Canal de Suez, lugar de máxima prioridad para todos los ejércitos contendientes. Allí instaló 21 focos estroboscópicos, con un alcance de 14kms cuyo objetivo era cegar y desorientar a los pilotos alemanes. La mayor parte de los aviones cayó al perder el control los pilotos ya fuera al quedar cegados por los destellos, o a las difíciles maniobras para evitarlos.
Otro éxito consistió en la misma estrategia que la de los tanques inflables empleada por el ejército estadounidense en Europa con la Ghost Army. En vísperas a la batalla del Alamein, una de las batallas más célebres y de mayor trascendencia de la Segunda Guerra Mundial, nuestro protagonista se dedicó a construir maquetas de tanques, cañones, aviones, e incluso maniquíes de soldados. Llegó incluso a permitirse el lujo de reproducir una vía de ferrocarril y un oleoducto con latas de conserva y combustible para tratar de simular un asentamiento militar muy bien equipado. Esta pantomima fue ubicada en la parte sur del punto en que se hallaban las tropas alemanas, pero el auténtico ejército británico se encontraba en realidad al norte. De esta manera, preocupados los alemanes, concentraron la mayor parte de sus fuerzas al sur, permitiendo que el ejército aliado atacase desde el norte con mucha menos resistencia de la que habrían ofrecido los boches de no haber existido aquel ejército falso.
Además, logró destapar a falsos espías durante el tiempo que estuvo dedicado a los servicios de contraespionaje, llegando incluso, para ello, a hacer trucos de magia ante el rey egipcio; hizo desaparecer enclaves militares y pueblos, y retó a un chamán a un duelo de magos para ganarse el apoyo de un jefe local.
Sin duda, todo un portento de ser ciertas todas estas historias, sin embargo, hay mucha gente que las pone en duda, ya que la mayor parte de ellas provienen de él mismo: sus declaraciones, su autobiografía... Y, aunque son muchos los autores que defienden su autenticidad, no podremos estar seguros de ello hasta el año 2046, cuando se desclasifiquen los informes oficiales sobre su participación en la guerra.
- FISHER, D. (): El mago en la guerra, ed. Almuzara, Córdoba.
- MINGUELLLA, A. (2012): "Un mago cambio el rumbo de la II Guerra Mundial con sus trucos", en teinteresa.es.
- VILLATORIO, M. P. (2013): "La curiosa leyenda del mago que venció a los nazis", en ABC.es.
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