Fraude arqueológico a la murciana: la historia de 'El Corro' y el 'Rosao'

La historia de 'El Corro' y 'El Rosao', un gitano y un payo de Totana, es una de las paginas más importantes y surrealistas en la falsificación arqueológica de este país. Entre finales del siglo XIX y comienzos del XX los arqueólogos belgas Enrique y Luis Siret, y el director del Louvre por el momento, el célebre Pierre Paris, trabajaban en las excavaciones del yacimiento totanero de La Bastida. La arqueología empezaba a despertar interés en España, especialmente por el valor que los arqueólogos daban a las piezas y yacimientos que iban apareciendo. Fue en ese contexto en el que nuestros pícaros amigos decidieron sacarle provecho al filón de la moda arqueológica y empezaron con su fraudulenta empresa que duró más de 20 años.


El arqueólogo Juan Cuadrado entrevistando a 'El Corro'


- Nos habían hablado de un Sr. Ingeniero belga, D. Luis Siret, que vivía en Herrerías, cerca de Villaricos y que era muy entusiasta de estas cosas. Nos aseguraron que le sacaríamos algunos miles de pesetas, pues era además persona de gran posición. Preparamos el golpe. “El Rosao” dio rienda suelta a su imaginación y confeccionó una colección de “santos”, “guerreros” o lo que fuese aquello, como no se habían visto iguales en ningún tiempo ni en ningún país. Se reunió una buena “cosecha” y ¡a Herrerías con todo!...

- ¿Cuánto dirá Vd. Que ofreció por todo aquel “tesoro”?...

- No sé, ¿mil pesetas? Dijo, que todo lo más que podría pagar eran diez reales, y esto por la molestia que nos habíamos tomado de llegar hasta allí… Antes de salir, le propuso Bernardo a D. Luis que le haríamos las reproducciones que él quisiera de los objetos auténticos de su Museo; pero el Sr. Siret se limitó a darle las gracias…” 

En esta entrevista del arqueólogo almeriense Juan Cuadrado a 'El Corro', éste relata cómo intentaron engañar a Luis Siret con un lote de estatuillas realizadas por ellos mismos. Pues bien, ese fue ni más ni menos que el trabajo que 'El Corro' y 'El Rosao' llevaron a cabo durante más de 20 años: la falsificación de piezas originales argáricas como las que iban apareciendo en yacimientos como el de La Bastida de Totana, para posteriormente ser vendidas a los arqueólogos y coleccionistas, principalmente extranjeros, que pulularan por la zona.
Algunas de las piezas argáricas falsificadas por nuestros amigos totaneros.
Su picardía y meticulosidad (o más bien su afán por ganar dinero) les llevó a sofisticarse bastante en las técnicas empleadas para que sus piezas fueran dadas por buenas. Ayudados de un maestro alfarero (estamos en Totana, ciudad alfarera donde las haya) elaboraban las piezas lo más fielmente posible en referencia a otras piezas que habían aparecido ya, incluso, pese a ser unos iletrados, intentaron documentarse con catálogos arqueológicos. Envejecían las piezas dejándolas en la playa y posteriormente decían haberlas encontrado en alguna zona cercana a algún yacimiento.

Los hermanos Siret y el francés Pierre París, director del Museo del Louvre, picaron de lleno en las argucias del payo y el gitano, y llegaron a endosarles varias piezas falsas (tras pago de una buena suma de reales) y no solo las dieron por verdaderas, sino que Pierre París se las llevó al mismísimo Museo del Louvre para que allí fueran expuestas.

El yacimiento argárico de La Bastida en Totana.
Pero como en toda historia en la que el lucro fácil viene, pues fácil se acabó, y es que como todos sabemos la avaricia rompe el saco. La ambición por seguir ganando dinero les llevó a cometer un error tan o más absurdo que el de los arqueólogos. Viendo el interés que suscitaban las antigüedades en estos dos especímenes, el cura de Totana les regaló un libro ilustrado: "Las cerámicas precolombinas aztecas de México". Nuestros estafadores amigos se vieron maravillados por las bonitas y originales formas de la cerámica y la escultura precolombina y no se pensaron dos veces el ponerse manos a la obra con la reproducción de tan exóticas piezas, que a su juicio no podían hacer otra cosa sino triunfar entre los expertos. Pero fue aquí donde se acabó el chollo. Tal disparate no engañó a los arqueólogos que cerraron el grifo y no volvieron a ser engañados. Nuestros totaneros pasaron entonces de falsificadores a expoliadores, unos auténticos bandoleros de la arqueología, donde ya no les fue tan bien, pero ya nadie pudo 'quitarle lo bailao': que dos murcianos le colaran piezas falsas al Louvre de París.

REFERENCIAS:

http://www.laopiniondemurcia.es/municipios/2012/11/04/corro-rosao-primeros-expoliadores-bastida/436979.html

http://www.la-bastida.com/excavacion/excavaciones_antiguas/sigloXX/juan_cuadrado/

http://www.descubriendomurcia.com/el-corro-y-el-rosao-los-totaneros-que-enganaron-al-louvre-y-al-museo-britanico/

http://www.totana.com/cgi-bin/el-patio.asp?articulo=4

------

APOYA A AD ABSURDUM:

Si lees nuestro blog, escuchas los podcast o sigues nuestra actividad de la manera que sea, y además resulta que te gusta, puedes apoyarnos ahora mejor que nunca adquiriendo nuestra nueva obra, Historia absurda de España (pincha en el título para saber más). 
Por cierto, ahora también te puedes apuntar a nuestra lista de correo para que te lleguen todas las entradas y algunas que otras sorpresas (en la columna de la derecha, arriba).

¡Gracias!

2 comentarios:

  1. Llego tarde a los comentarios como a todo últimamente pero os quiero decir que esto y mucho más lo podéis leer en Falsificaciones arqueológicas de España, un libro que no tiene desperdicio por el descojone que es. Hay cosas así en "tos Laos" y algunos son realmente desternillantes. No recuerdo el autor. Luego lo busco y os lo escribo. Ánimo con este blog. Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tendremos muy en cuenta la recomendación, ya que nos puede ir muy bien. La verdad es que hay casos alucinantes en lo referente a falsificaciones...
      ¡Gracias por el comentario y por los ánimos!
      Un saludo.

      Eliminar

Con la tecnología de Blogger.