Ojós. Un pueblo murciano, bastión del nacionalismo catalán

ADVERTENCIA: la historia que les presentamos a continuación es de tal grado de complejidad y disparate que roza el surrealismo, es por ello que les rogamos paciencia, confianza en la veracidad de lo expuesto y ¿comprensión?

A lo largo de la geografía española encontramos pocos ejemplos tan antagónicos como lo son Cataluña y Murcia en lo que a su idiosincrasia se refiere. A menudo Murcia es citada en discursos políticos, Madrid mediante, como el antónimo a la Cataluña nacionalista. Sin embargo, como si de una aldea de irreductibles galos se tratase, existió durante varios años una isla favorable a los intereses catalanes en el mar de oposición murciano.

Bartolomé Bermejo. Fuente: La Verdad
Llegaban las elecciones europeas de 1994 cuando en Ojós, un municipio de Murcia, la población no estaba segura de a qué candidatura entregar sus votos. Esto se debía a que su alcalde, Bartolomé Bermejo, no pertenecía a partido alguno, llevaba desde 1982 gobernando como independiente, y la mayor parte de la población carecía, por tanto, de un partido referente al que confiar sus votos. De esta manera, la mayor parte de ojeteros (habitantes de Ojós), optaron por pedir consejo a su único referente, el munícipe por antonomasia, quien sin dudar mostró su simpatía hacia CIU, un partido de corte liberal y convencido nacionalismo catalán. El munícipe declaró desconfiar de los partidos mayoritarios que basaban su programa en contradecir al “otro”, es decir, el PP y el PSOE, y mostró simpatía por aquellos con un programa propio con ideales, que a su parecer eran IU y CIU, sin embargo rechazaba a IU de la siguiente manera: «El programa de IU es una utopía, irrealizable. Esta gente está fuera del contexto mundial.»
Llegaba el día de los comicios, y, ante sorpresa de todos, incluso de aquellos que habían optado por la propuesta de su alcalde, CIU se había hecho con el 45'15% de los votos de la localidad, convirtiéndose así en la primera fuerza política, seguida del Partido Popular. Curiosamente, en la elección anterior, la victoria había sido para el PSOE, lo que indicaba que buena parte de los mismos electores que habían optado anteriormente por PSOE y PP, ahora lo habían hecho por CIU.
Pero no sería esta la única vez en que Ojós mostrase su apoyo al partido catalán, de nuevo lo haría en las elecciones de 1999, cuando CIU volvió a triunfar, aunque esta vez quedando en segunda posición. De nuevo el alcalde había mostrado su apoyo a los catalanistas bajo argumentos como los siguientes:
«Convergencia i Unió es un partido que defiende a ultranza a las regiones mediterráneas y, por lo tanto, los intereses de los propios murcianos. […] El único programa europeo que defiende un plan hidrológico que permita trasvases de la Europa húmeda a la seca es el de Convergencia i Unió» 
Mientras en el resto de la Región de Murcia, los ánimos con respecto a Cataluña se crispaban por motivo del agua, precisamente era el líquido elemento el que motivaba a los ojeteros a apoyar a los catalanes.
Esta historia que parece haber quedado en una mera anécdota sin importancia, encierra en realidad un disparatado e intrincado sistema de influencias bidireccionales. Algunos incluso han querido ver una conspiración detrás de esta realidad, y han asimilado a Pujol con Putin, tratando de anexionarse tierras murcianas. Incluso, recientemente, un político murciano satirizó en un artículo de periódico comparando a Ojós con Treviño, ese político era Alberto Garre, hoy presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia. En cualquier caso, lo cierto es que existen algunos hechos contrastables que evidencian lo disparatado de este proceso.
Y es que para lograr que una población no catalana apoye a un partido nacionalista catalán, se hace necesario algún tipo de acuerdo entre el alcalde de la población y el partido en si mismo, y, si bien es cierto que nada vinculaba al alcalde Bermejo con Jordi Pujol ni Durán i Lleida, sí que existía una amistad entre este y el diputado y portavoz en el Congreso de CIU, cargo que por entonces ostentaba Miquel Roca Juyent.
Miquel Roca. Fuente: laff.com
Este nombre no les será extraño, pero quizás no sepan ubicarlo ahora mismo, así que les explicamos: Miquel Roca nació en Burdeos (Francia), que en Cataluña se adhirió a CIU, incluso después de haber intentado acceder a un escaño junto a Florentino Pérez, encabezando las listas del Partido Reformista Democrático (partido en el que también había hecho su tentativa el alcalde Bermejo). Si aún no lo han ubicado, para más señas les diremos que en la actualidad es el abogado defensor de la infanta Cristina en el proceso del caso Nóos. Efectivamente, a estas alturas ya no nos puede sorprender que un nacionalista catalán sea el abogado defensor designado por la Casa Real española.
Ciertamente, la amistad entre Bermejo y Roca hizo posible el apoyo de los ojeteros a CIU, pero ¿hasta qué punto era influyente el alcalde del municipio más pequeño de Murcia? Pues todo parece indicar que la influencia de Bermejo no era exclusiva sobre sus conciudadanos, sino que también tenía una notable influencia en el partido catalán, y buena muestra de ello es un acontecimiento que tuvo lugar recientemente, cuando los convergentes ya bailaban bajo la batuta de Artur Mas.
Y es que, cuando un diputado de CIU permitió, por medio de su voto, la reforma del estatuto manchego que defendían los socialistas, este diputado fue “llamado a capítulo” por el propio Artur Mas. Tan sólo una llamada había sido necesaria para esto, y al otro lado del teléfono estaba Bartolomé Bermejo, a quien el propio diputado debió dar las explicaciones pertinentes. 
Suponemos que esta historia era desconocida para Oriol Pujol, hijo del fundador de CIU y creador de la pomada Neobacitrin, cuando declaró: «La propuesta de Montilla es construir un Estado fuerte en torno a una capital fuerte: Madrid. Esto sólo nos deja la opción de subirnos al carro de la españolidad. Montilla nos quiere convertir en una gran Murcia».
Como no queremos liar aún más la historia, lo dejamos así, no sin antes ofrecerles un motivo más por el que el alcalde de Ojós animó a su pueblo a votar por CIU: «Porque el nacionalismo catalán, a diferencia del vasco, no es rupturista».


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