Hitler, candidato al Nobel de la Paz
Cuando pensamos en el mal, la
perversión, en todo lo malo que existe en el mundo lo asociamos al demonio,
pero, cuando descartamos cuernos y pensamos en blanco y negro, esa imagen pasa
a ser la de un señor bajito y con bigote: Adolf Hitler. Y asà es, pocos pueden
competir con él (al menos en el perÃodo contemporáneo) en lo referente a
maldad.
El candidato |
Sin embargo, hubo un momento en
que Adolf no fue considerado asà por algún que otro polÃtico sueco; y buena
muestra de ello es su candidatura para el premio Nobel de la Paz. SÃ, sÃ, el
mismo premio que se ha concedido a Cruz Roja, a Martin Luther King, a UNICEF, Desmond Tutu, Nelson Mandela, Rigoberta Menchú…
Las bases del premio Nobel de la
Paz detallan los motivos por los que se debe ofrecer el galardón de la
siguiente manera: «a la persona que ha
hecho el mejor trabajo o la mayor cantidad de contribuciones para la
fraternidad entre las naciones, la supresión o reducción de ejércitos asà como
la participación y promoción de congresos de paz y derechos humanos en el año
inmediatamente anterior». Con todo, un diputado sueco del partido
socialdemócrata (nada menos) de nombre Erik Brandt, creyó ver en Hitler a la
persona adecuada y procedió a oficializar su candidatura.
La situación puede parecer
demasiado absurda, pero quizá si investigamos lo que motivó la sorprendente
propuesta podamos entenderlo, aunque ya adelantamos que puede convertirse en
algo aún más absurdo: corrÃa el año 1938 cuando las potencias europeas trataban
por todos los medios mantener las distancias con la Alemania Nazi a fin de
evitar un conflicto militar. Aquel año se firmaron los pactos de Múnich, por
los cuales Gran Bretaña y Francia permitÃan a Hitler la invasión de
Checoslovaquia. El árbitro era el mismÃsimo Mussolini, y sÃ, poco importaba la
opinión que pudieran tener los checoslovacos o sus vecinos.
Convencido del gran aporte a la
paz mundial que habÃa hecho Hitler al “aceptar” dicho pacto, el diputado
socialista corrió a la Academia y depositó la documentación necesaria. PodrÃa
pensarse que tal hecho era el producto de la locura de un solo hombre, pero lo
cierto es que el Comité Nobel Noruego admitió a trámite la candidatura, y el
jurado debatió animadamente acerca de la propuesta. Hubo algunos defensores que
argumentaron los tratados, pero otros fueron más lejos y señalaron el
antisemitismo como un medio para lograr la Paz. Por suerte o por desgracia,
finalmente Adolf Hitler no obtuvo la mayorÃa de votos necesaria para que se le
concediera el premio, que, finalmente, fue para el Instituto Nansen.
Meses después, “algo” convenció a
Brandt de que quizás no era tan buena idea proponerlo a él. Trató de destruir
toda la documentación en la que apareciese su nombre como promotor de la idea,
pero la Academia es muy exigente al respecto, y aún custodia la candidatura.
Cierto es que otras polémicas
existen en torno a este prestigioso galardón: Al Gore, Barack Obama, pero esas
son otras historias…
- CONCOSTRINA, N. (2010): Menudas historias de la Historia, ed. La esfera de los libros.
- LÓPEZ, A. (2013): "Hitler, Stalin y Mussolini estuvieron nominados al premio Nobel de la Paz" en lainformacion.com: http://bit.ly/1n9oFPV
Escribe un comentario