Cuando la cienciología intentó volver loca a una periodista
¡Por fin una conspiración real! THIS IS NOT HOMEOHISTORIA, THIS IS REAL. No hay aliens, no hay reptilianos... lo que hay es religión, en concreto, la Cienciología. Estábamos escuchando el último podcast de nuestros amigos de Vuelo180 cuando han comentado un asunto muy estrambótico sobre esta gente de extraña religión, así que hemos decidido buscarlo y ampliar información en nuestro blog. Lo gordo lo publicaremos más adelante, por ahora dejamos una pildorita.
Cooper es una escritora que se formó en psicología y religión comparada en Harvard, lo que la llevó a interesarse en los nuevos movimientos religiosos que surgían en el siglo XX, entre ellos, la Cienciología. Eso fue lo que la llevó a publicar The scandal of Scientology en 1970.
Como puedes imaginar, el libro no era especialmente amable con la Cienciología, y cosechó gran éxito de ventas y crítica. En ese momento, la atención de la Iglesia de la Cienciología se posó sobre Paulette Cooper, que se convirtió en lo que en su jerga denominan una suppressive person.
Para comenzar debemos saber qué es Guardian's Office, el organismo encargado de guardar los intereses de la Cienciología. Ese grupo hacía todo, y con todo queremos decir TODO lo posible por lavar la imagen de la secta, desde infiltrarse en organismos gubernamentales hasta... bueno, ahora veremos.
Pues bien, en el marco de las operaciones desarrolladas por ese grupo se encuentran las operaciones Daniel, Dynamite y Freakout (freakout podría traducirse como asustar o desmadrar), llevadas a cabo entre 1971 y 1977, cuyo objetivo era enviar a Cooper a la cárcel o a un psiquiátrico.
Pues bien, en el marco de las operaciones desarrolladas por ese grupo se encuentran las operaciones Daniel, Dynamite y Freakout (freakout podría traducirse como asustar o desmadrar), llevadas a cabo entre 1971 y 1977, cuyo objetivo era enviar a Cooper a la cárcel o a un psiquiátrico.
Primero la demandaron. En diciembre de 1971 le exigieron 300000$ por «declaraciones falsas, calumniosas y difamatorias sobre la Iglesia». Enseguida se convirtió en un objetivo prioritario, y en 1972 se ordenó a la Guardian's Office recabar información sobre Cooper para intentar «manejarla», y «atacarla de todas las maneras posibles», incluyendo la exposición pública de su vida sexual.
Cooper no se amedrantó, y en 1972 los demandó por el acoso, a lo que estas amables gentes respondieron intensificando el acoso: pintaron su nombre y número de teléfono en lugares públicos, realizaron llamadas a su hogar, la suscribieron a listas de correo pornográficas, sus vecinos recibieron cartas que decían que tenía enfermedades venéreas...
Y en diciembre una ciencióloga se coló en el despacho de Cooper y robó documentación. Además, preparó el escenario para la siguiente jugarreta: los cienciólogos "recibieron" amenazas de bomba que habían sido escritas en el escritorio de Cooper y tenían sus huellas. La volvieron a demandar, y no fue hasta 1975 que se resolvió esa demanda a su favor. Sin embargo, la demandaron otra vez, esta vez por triplicado: en Reino Unido, Australia y Estados Unidos. Además, los cienciólogos llevaron libros de la autora a países con leyes más duras para demandarla en esos sitios.
En 1976 comenzó el golpe más duro, la Operation Freakout, que buscaba acabar con ella, incluso metiéndola entre rejas o en un psiquitátrico.
Llamada recibida por Cooper.
Fuente: San Francisco Chronicle
El plan tenía varias vías de actuación, que tenían que ver con el origen judío de Cooper. La primera acción era llamar a los consulados árabes de Nueva York imitando la voz de Cooper, la segunda era enviar una carta amenazadora (que debía parecer escrita por Cooper) a uno de esos consulados y la tercera consistía en amenazar al presidente Gerald Ford y al secretario de Estado Henry Kissinger, lo que sería denunciado por un testigo cienciólogo; otra acción fue llamar de nuevo a los consulados para visar de que Cooper había hablado de poner una bomba allí, y otra pasaba por conseguir de nuevo sus huellas y enviar una carta amenazadora a Henry Kissinger.
Según los informes de los cienciólogos, estas acciones llevaron al FBI a investigar seriamente a Paulette Cooper. Jane Kember, ciencióloga, envió un mensaje al jefe de la Guardian's Office en el que decía que había que machacarla pero que no fuera público, ya que no querían ser «vistos siendo brutales con una víctima tan patética de un campo de concentración» (los padres de Cooper habían muerto en el campo de concentración de Auschwitz).
La Operation Freakout no terminó de llevarse a efecto, ya que pillaron a dos miembros de la Guardian's Office colándose en el despacho de un fiscal.
Los cienciólogos intentaron llegar a un acuerdo con Cooper en diciembre de 1976 para apagar fuegos. Quitarían todas las demandas y el acoso cesaría si no reimprimía su libro y cedía los derechos de autor del mismo a Iglesia de Cienciología de California.
Cooper se negó. El 8 de julio de 1977 el FBI entró en varios edificios de la Iglesia e incautó mucha documentación. Entre los papeles se detallaba el operativo que hemos explicado en esta entrada, así como otros ataques a particulares e instituciones. Pensemos que si a Cooper le tocó sufrir todo esto, qué no le harían a otras personas e instituciones.
Pero eso no fue todo. A finales de 1977 se celebró una reunión secreta con un puñado de cienciólogos en la que planearon el asesinato de una exciencióloga y de la propia Cooper. Los asesinatos no se llevaron a cabo.
Entre 1970 y 1980 Cooper recibió 19 demandas por parte de los cienciólogos, y el hostigamiento solo acabó tras desvelarse los documentos requisados por el FBI. Cooper retiró sus demandas tras llegar a un acuerdo extrajuicial en el que la Iglesia desembolsó 400000$.
No pongas la otra mejilla, pega una hostia. Esta es la filosofía que inculcó en la Iglesia de la Cienciología si creador, L. Ron Hubbard en los 60.
Referencias:
"An author vs. Scientology church", en San Francisco Chronicle, 1 de mayo de 1978.
"Scientologists in dirty campaign to stop book", en The Times, octubre de 1987.
Alex Gibney, Going Clear: Scientology and the Prison of Belief.
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La historia se debería llamar... Cuando un cienciologo se mete con un judío. Sectas igual de peligrosas
ResponderEliminarComo toda religión o secta en realidad lo que buscan es el poder la conciencia poco importa el dinero el posicionamiento en las esferas de alto nivel es prioritario para poder influir en estos sectores.
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