Injurias a la Corona
Estos días vemos cómo las condenas por injurias a la Corona afloran en España.
La monarquía no tiene dos días en esta tierra, sino que ha ido pasando de mano en mano durante generaciones. Como esa vajilla horrible de tus abuelos, pero a lo bestia. Esto no viene de ayer, la monarquía es una institución añosa, y Felipe VI es solo la punta del iceberg.
Por eso nos preocupan los límites de las injurias a la Corona.
Si atacar a la Corona es un peligro para el Estado, si un verso es capaz de hacer tambalearse a una democracia como la española, entonces, ¿debemos permitir que un puñado de desalmados antisistema prediquen contra nuestros monarcas, sean del siglo que sean?
Si atacar a la Corona es un peligro para el Estado, si un verso es capaz de hacer tambalearse a una democracia como la española, entonces, ¿debemos permitir que un puñado de desalmados antisistema prediquen contra nuestros monarcas, sean del siglo que sean?
Nosotros decimos NO.
Felipe V es tan Borbón (más incluso) que Felipe VI. Es intolerable que se perjudique a su figura mediante infamias relativas a alucinaciones o enfermedades derivadas de la más real de las aficiones, la endogamia. Un chiste sobre Felipe V debería ser interpretado como un ataque directo a los cimientos de España como si se tratase de un ataque contra Felipe VI (si no más).
Ahora bien, podríamos pensar que antes de Felipe V hay carta blanca. Podríamos caer en la tentación de dejar vía libre al libertinaje pensando que, bueno, tampoco hay que propasarse con los ciudadanos. Total, Carlos II ni siquiera era un Borbón. Pero, ¿no es cierto que Carlos II era también familia de Felipe V? ¿Y no es también cierto que Carlos II era tan rey como Felipe V? Injuriarle... ¿no sería injuriar a la Corona igualmente?
Encontramos el mismo problema conforme retrocedemos en el tiempo. Es inconcebible que alguien ose siquiera mirar con malos ojos ya a Isabel la Católica, ya a Fernando. ¿No es su unión la simiente de todo cuanto somos hoy? ¡¿Cómo agredirles con la palabra?!
Insultar a don Pelayo, por supuesto, sería insultar a España misma.
Proferir palabras malsonantes contra los reyes visigodos sería como permitir que alguien hablase mal de la Virgen María. Totalmente descartado.
Pero tampoco somos seres desalmados que persiguen cada palabra articulada por cada ciudadano español para comprobar si es una amenaza para el Estado. Nada más lejos. Por eso proponemos crear una comisión que elabore una lista de reyes (o algo así) que injuriar sin perjudicar a España. Veamos unos ejemplos:
- José I: qué mejor manera de permitir que los ciudadanos se rían un rato de una autoridad al mismo tiempo que reafirmamos su españolidad. Win-win.
- Amadeo de Saboya: era buen tipo, pero no hace daño a nadie que los españoles suelten algunos chistes a su costa mientras ven el fútbol.
- Carlos María Isidro de Borbón: el ejemplo perfecto, un Borbón traidor. Mientras dejamos que se hagan bromas a costa de un miembro de la familia, también fortalecemos los cimientos de nuestros Borbones, la rama legítima.
Terminamos este informe con una advertencia audiovisual de la anarquía que puede provocar la risa.
¿Hasta cuándo vamos a tener que soportar que unos cuantos energúmenos, amparados en la libertad de expresión, se rían de Felipe II?
PD: por si alguien no lo ha entendido:
PD: por si alguien no lo ha entendido:
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Desde luego, es imprescindible que un estado de derecho proteja su orden democrático con la mayor contundencia contra estos insidiosos ataques a La Corona. Resulta muy fácil reirse de una institución que no hemos votado, con unos representantes a quienes es fácil tomar por imbéciles, por eso no debe permitirse el menoscabo de la Autoridad Real. ¡No puede tolerarse que se desprecien los grandes sacrificios que la realeza lleva a cabo continuamente! Por ejemplo, para mantener dentro de la familia la corona, los soberanos se ven abocados a la endogamia, que acaba convirtiéndolos en dementes, en tarados babeantes, con sexualidades aberrantes que van desde la impotencia a la lujuria crónica y a las más vomitivas perversiones. Y sus madres, en intentos desesperados de mejorar este desastroso pool genético, se ven obligadas a tirarse a validos, a generales, a soldados rasos, a cabos primera, a cabos furrieles, a sargentos chusqueros, a criados, a limpiapiscinas, a palafreneros, a mamporreros,a caballos, a limpiaváteres, a aparcacoches, a deshollinadores, a maripoppins, a gafapastas, a tenistas, a boxeadores, a futbolistas, a petanqueros, a pelotaris, a piedrolaris, a ajedrecistas, a damistas, a percebeiros, a negros, a blancos, a amarillos, adamasquinados, al negro del wasap, atodoloquesemueve, a
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