¿Y si Marco Polo nunca hubiera estado en China?

El fantasma del escepticismo recorre la Historia. En los últimos tiempos se ha puesto de moda dudar de todo lo que creemos saber en el campo de la Historia, sin embargo, igual estamos alcanzando ya un extremo que puede que roce ya el absurdo. De hecho hace poco leíamos en Twitter la teoría de que Hitler no existió, sino que fue una creación de Gramsci. Menudo hijo de puta el italiano. Es cierto que este es un caso extremo, pero existen ejemplos más realistas: ya hemos puesto en duda la existencia de Homero y de Shakespeare, o al menos hemos dudado de la autoría de sus obras. Hoy os traemos un ejemplo de debate historiográfico en torno a la vida de un personaje, en este caso de Marco Polo. ¿Estuvo Marco Polo en China?




Durante mucho tiempo nadie dudó que así fuera, que todo cuanto Marco Polo contó en su obra respondía a su propia experiencia, a viajes que realizó en primera persona. Sin embargo, cada vez son más las pruebas que apuntan a que igual escribió todo eso sin haberse movido del sofá de casa. ¿Os parece si damos un repaso a algunas de esas pruebas?
Hombres con cabeza de perro.
Comencemos echando un vistazo somero a qué cuenta y cómo lo cuenta: en su relato, Marco Polo hace un recorrido cultural e histórico por buena parte de China y alude a países vecinos como Corea o Mongolia. El detalle con que describe algunas tradiciones, vestimentas, comidas y demás ha llevado a menudo a pensar que realmente Marco Polo estuvo en China. Sin embargo, este realismo choca con fantasías como hablar palacios de oro macizo, de perros con cabeza de hombre, y de hombres con cabeza de perro (algo de lo que, por cierto, ya hablaba Heródoto un milenio antes, a ver si al final va a ser cierto…). Pero claro, tratándose de la época que se trata, es posible que Marco Polo hubiera estado realmente en China y que pudiera hablar detalladamente de determinadas cosas que él mismo vio, pero que al hacer referencia a otras, hablase de oídas y dándolas por ciertas cuando en realidad no lo eran.
Así que vayamos a lo que nos cuentan los especialistas sobre su figura y su texto. En primer lugar, ¿qué hizo Marco Polo en China además de turismo? Según su propio relato, sirvió como embajador, como gobernador en Yangzhou, e incluso como emisario en la corte de Kublai Khan. Sin embargo su nombre no aparece en ningún registro ni documento de la época, ni siquiera un nombre medianamente parecido. Y otra cosa no, pero los chinos para esas cosas son muy escrupulosos y apuntan hasta la hora en que van al baño. Así que esto ya es algo que llama la atención a los investigadores.
Una de los primeras en darse cuenta de esto fue la historiadora y sinóloga Frances Wood, que propuso que quizá Marco Polo nunca fuese más allá del Mar Negro. Y, ¿por qué? Bueno, porque existen otras pruebas que demuestran que, pese a pasar mucho tiempo en China, es probable que el italiano no hablase ni papa de chino. Y aquí viene uno de los puntos más problemáticos: cuando alude a lugares chinos, no lo hace en lengua china sino en persa, y en alguna ocasión en mongol. A veces incluso se inventa alguna palabra.
Ahí os quedáis, pringaos. Me voy con vuestro dinero
y con vuestras historias.
A raíz de esto, han surgido algunas teorías: desde que Marco Polo se dedicase a recopilar las historias que le contaban los mercaderes persas y contarlas en primera persona, a que en realidad copiase el texto de otro viajero persa. De hecho, en todo el texto, según los investigadores, solo hay 18 afirmaciones escritas en primera persona.
Pero sigamos con más pruebas: cuando relata algunas conquistas de Kublai Khan tiene varias contradicciones. Una de las más llamativas es por la que implica a su propia familia, los Polo, en la conquista de una ciudad, y dice que participaron en la construcciones de tres catapultas. Sin embargo, cuando da las fechas se equivoca por dos años: la ciudad ya había sido conquistada cuando los Polo llegaron allí. Y ya hemos dicho que por aquellas tierras eran especialmente escrupulosos a la hora de registrarlo todo, y efectivamente se sabe que una familia extranjera ayudó a construir las catapultas, pero eran sirios (y no lo dicen solo los registros chinos, sino también los persas). ¿Comienzan a ganar puntos las teorías sobre la apropiación y el plagio?
Además, cuando relata las conquistas de Kublai Khan menciona elementos y acontecimientos que los arqueólogos de la Universidad de Nápoles que estudiaron sus relatos en el terreno, en Japón y Corea, han demostrado que son falsos. Y, por si fuera poco, mezcla y confunde acontecimientos y hechos históricos que supuestamente presenció y que están separados por casi una decena de años. Muy mal tenía que tener la memoria para equivocarse en tantos años y asimilar acontecimientos tan distantes entre sí.
Volvemos a Wood, que nos plantea otra duda: ¿por qué no existe ningún objeto ni bien de procedencia china entre el legado de los Polo? Si bien esto es cierto, que a día de hoy no se conserva nada chino entre las posesiones de la familia, hay especialistas que argumentan que en su testamento sí que aparecen citados objetos chinos e incluso los salvoconductos concedidos por Kublai Khan (aunque la veracidad de estos documentos también está puesta en duda).
Hay quien, para echar más leña al fuego, señala además que tan buen observador no sería Marco Polo si en sus relatos no cita elementos tan icónicos de China como la Gran Muralla, los palillos, el té o la tradición de envolver los pies de las niñas. Sin embargo, los defensores del escritor (porque lo de viajero a estas alturas ya no sabemos) indican que muchos de estos elementos eran típicos de determinadas regiones de China que a lo mejor no conoció. Así, por ejemplo, el té era algo casi exclusivo de algunas regiones del sur de China, mientras que las vendas en los pies de las niñas era solo un recurso entre las clases más altas, cuyas mujeres se mantenían alejadas y ocultas a los ojos de los extranjeros (como hacemos en España con los argentinos). La Gran Muralla, por su parte, en esta época estaría en ruinas y la muralla, tal y como la conocemos hoy, sería el producto de una reforma llevada a cabo en el siglo XVI. A lo que sí que no alude es a la forma de escritura china, que para un europeo podría resultar especialmente llamativa, así como tampoco alude a ningún texto ni fuente china.


Minutos musicales

Además, los defensores del explorador y su historia defienden que en aquellos años el persa era la lengua vehicular en todo Oriente, y que el hecho de pasar la mayor parte del tiempo en la corte de Kublai Khan le llevó a no aprender chino sino tener nociones de mongol. Por lo que tampoco dan por válidos los argumentos sobre la lengua. Y si quieres que terminemos de darte un dolor de cabeza, otro argumento a su favor: es el primer europeo que alude a Japón y lo hace como Cipango, ahora sí, el nombre chino...



Por lo que el debate sigue abierto, ¿estuvo o no estuvo Marco Polo en China? ¿Qué argumentos te convencen más? ¿A favor o en contra del aventurero? ¿Será simplemente parte de esta moda de ponerlo todo en duda o realmente Marco Polo nos engañó a todos? Dejamos que sigas informándote y tomes postura en este debate histórico.
Pero por si hay algo que se ha quedado colgando: es posible que te preguntes que si Marco Polo no estuvo en China, ¿quién trajo la pasta a Europa? Pues lo cierto es que seis siglos antes del nacimiento de Marco Polo, ya había algunos pueblos musulmanes alrededor del Mediterráneo comiendo fideos (eso sí, sin salsa de soja), y los introdujeron en Sicilia durante su ocupación. Así que la imagen de Marco Polo trayendo la pasta a Europa es un lugar común poco fiel a la realidad histórica.


  • Wood, Frances (1995): Did Marco Polo go to China?. Ed: Secker & Warburg.
  • Vogel, Hans Ulrich (2013): Marco Polo was in China. Ed: Brill.
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2 comentarios:

  1. Todas esas son ideas muy curiosas. Y forjan un debate que hay que analizar. Pero desde mi punto de vista hay que remitirse a algunos hechos obligados: el primero es que para el siglo XIII ya había bastantes cristianos, y algunos europeos en China (existiendo restos materiales). Asi que no me resulta raro afirmar que hubiera llegado sin grandes problemas. Kublai Kan preferia siempre funcionarios ajenos al mundo chino; los Polo pues serían uno mas; la idea siempre fue alejar a los Han de esos puestos de autoridad.
    Y el factor clave siempre sera el hecho de que las fuentes y la realidad nunca casan. Hay que analizar los testimonios de forma dentro de su contexto e interrelaciones.
    Las ideas que dan los defensores son correctas. La Gran Muralla estaba en ruinas; y los Yuan no le darían ningún valor. El té y los pies vendados se popularizarían mas adelante, con la dinastia Ming. Y en cuanto a las fechas, es lógico que se equivocase ya que no llevaba un diario de ello.
    En fin; por mi parte Marco Polo fue solo el más popular; hay otros testimonios más útiles. Pero opino que sí llegó.

    Un saludo de parte de un ex-alumno de Historia de la UMU.

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  2. El nombre chino de Japón es "Rìběn" (日本) y el nombre mongol es "Yapón". Cipang suena a transcripción del persa. Si hubiese estado realmente en China al hablar de Japón habría mencionado como mínimo uno de estos nombres (presumiblemente el último de éstos, pues el mongol era el idioma oficial en la corte de Kublai Khan). En lugar de eso utiliza un préstamo del persa.

    En cuanto a la Gran Muralla, ciertamente no estaba en su mejor momento de mantenimiento (al no ser ya la frontera no había necesidad para la dinastía Yuan de mantenerla, como pasaba anteriormente con los Tang o los Song) pero la muralla como tal seguía existiendo y seguía siendo extremadamente larga. Lo que no existían eran las guarniciones apostadas en ella, ni estaba operativa.

    Si, efectivamente, hubiese vivido en la corte de Kublai Khan, la cual estaba en Beijing (que por cierto significa literalmente "Capital del Norte), debería haber visto la Gran Muralla (la cual pasa a pocos kilómetros de la ciudad, de hecho durante la guerra Boxer los aliados de las 8 potencias pararon en la muralla para hacerse el equivalente de la época a un "selfie").

    Sobre las costumbres chinas, debería haber podido documentar las costumbres del norte de China y de Mongolia. En China se usan palillos tanto en el sur como en el norte, y el sistema de escritura (hanyu) habría sido muy interesante de documentar para un occidental, igual que los lugares por los que pasa la ruta de la Seda. Por cierto que la escritura hanyu (caracteres chinos) era también usada por los mongoles de la dinastía Yuan, de hecho (al igual que los manchúes) se mezclaron con la cultura china al igual que ocurrió a los vándalos con la cultura romana en el siglo VI.

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