Caravaca, Inquisición, sexo y sadomasoquismo


Este año, 2017, es el Año Jubilar de Caravaca de la Cruz, una de las cinco ciudades santas de la cristiandad. Aprovechando la ocasión, son muchos los lugares desde donde se está promocionando esta bonita localidad para invitar a todo el mundo a visitarla. Desde luego, nosotros, como murcianos, no queríamos quedarnos fuera, pero claro, teníamos que contribuir de una manera distinta, a nuestro estilo… ¡hablemos de pollas!
El escritor Eslava Galán, en su libro Historia secreta del sexo en España, cita el caso de dos hermanas caravaqueñas, Magdalena y Luisa Escobar, que fueron denunciadas a la Inquisición por extenuar sexualmente a un joven del pueblo. Al parecer retenían al muchacho y practicaban con él toda clase de posturas y filigranas eróticas hasta dejarlo agotado. Cansado de la situación, el joven recurrió al Santo Oficio para que tomase medidas contra las dos hermanas bajo la sospecha de que se trataba de súcubos.
¡Alto ahí! ¿Qué es un súcubo? En la Edad Media el súcubo era un ser demoníaco que se aparecía a los hombres, especialmente a los jóvenes, bajo el aspecto de una mujer muy atractiva que practicaba sexo con su víctima, a menudo hasta agotarla e incluso hacerle padecer todo tipo de males (incluida la muerte). Algunos antropólogos e historiadores han identificado esta leyenda como una forma de explicar las poluciones nocturnas y las fantasías sexuales durante el sueño. Y es que también existía el equivalente masculino, el íncubo, un hombre muy atractivo y bien dotado que igualmente se aparecía a las señoritas.
Bueno, a lo mejor este no es muy atractivo...
Pero volvamos al caso: el juez, que era inquisidor pero poco ingenuo, no se creyó la historia del muchacho y le dio carpetazo. Así que las hermanas Escobar quedaron en libertad para seguir repartiendo amor por Caravaca.
"Ni padre, ni Fernando. Llámame Grey".
Y no es la única relación Sexo-Caravaca-Inquisición que existe. Si nos trasladamos al siglo XVIII, encontramos el caso de un cura de la localidad, Fernando de Cuenca, que confesó ante un tribunal inquisitorial haber desnudado a una feligresa en varias ocasiones de cintura para abajo y haberle azotado el trasero mientras la sostenía sobre sus rodillas. Incluso declaró haber manoseado concienzudamente las posaderas de la mujer antes de proceder al castigo. Pero lo más llamativo de este caso es que, tras el interrogatorio efectuado a la mujer (casada, por cierto), declaró que durante los tocamientos y azotes nunca pensó en que aquello pudiera ser pecado, pues «estaba en manos de un santo». Lo que no sabía la caravaqueña es que su párroco, además de santo, era un poco vicioso y le iba el sado.
Pero no os preocupéis, que además de sadomasoquismo e Inquisición, Caravaca de la Cruz tiene muchas más cosas, y desde luego mucha Historia. Aunque para comprobarlo lo mejor va a ser que vayáis personalmente a conocer la ciudad y sus gentes.
  • Eslava Galán, Juan (1991). Historia secreta del sexo en España. Madrid: Temas de Hoy.
  • Eslava Galán, Juan (1992). Historias de la Inquisición. Barcelona: Planeta.
  • Koning, Frederik (1977). Íncubos y súcubos. Barcelona: Plaza y Janés.
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