Populista eres tú

Dice la Fundéu que "selfi" fue la palabra de 2014 por “su fuerza de penetración en el lenguaje común”. Su rival más fuerte era "postureo". Y no queremos rebatir la poderosa irrupción de estos términos en la realidad del lenguaje, pero tenemos algo que añadir.
En Ad Absurdum creemos que la palabra de 2014 (y puede que de 2015) fue "populismo". Esta palabra aparece estos días constantemente en los medios de comunicación (una rápida búsqueda del término en Google arroja al menos tres noticias de tres medios distintos en los que se utiliza el término, hábilmente unido a la palabra mediocridad), pero curiosamente no tiene entrada en el DRAE, por lo que debemos acudir a otros medios para encontrar respuestas sobre su significado. Comienza nuestra pequeña investigación.
En la Gran Enciclopedia Larousse, tomo VIII, encontramos:
POPULISMO n. m. Doctrina política que se dice defensora de los intereses y aspiraciones del pueblo.
Vaya, no parece que suene mal. Para ser honestos, la entrada continúa comentando su aplicación en sudamérica en el segundo cuarto del siglo XX, y habla de justicia social, desarrollo nacional... No suena mal. El DRAE, por cierto, sí incorpora:
Populista. Perteneciente o relativo al pueblo.
¿Y qué hay de malo en ello? Realmente nada, podríamos decir. Todos somos el pueblo, ¿no? Por lo tanto, podríamos decir: Populista eres tú.
Pero no, ahora resulta que nadie quiere serlo.
El término, que presenta cierta ambigüedad (lo que estudiosos como Larry Gambone achacan tanto a "populismo" como a "liberal", "socialista" o "conservador", que varían de acuerdo a quien lo expresa), ahora es un arma arrojadiza que se dispara directa al enemigo a discreción.
ABC (1/12/2014): "Populismo sin ideario: de Le Pen a Podemos.
El populismo, como los predadores, logra sus capturas electorales en cualquier sitio".

Pero la palabra, que es poderosa, tiene su utilidad para aquellos que tienen intereses concretos. Si queremos demonizar a alguien, siempre podemos mirar a nuestro alrededor y decir que son amigos/simpatizantes/comparten ideas/ambos tienen perro/lo-que-sea de algún otro sujeto o colectivo que previamente haya sido sometido a demonización. Allá va una muestra:
"El Gobierno acusa de populismo a Sánchez, SEA acusa a Maroto de populista por pactar con Bildu, el director de Lanbide acusa al PP de engordar un caldo populista, el PSOE acusa a Pablo Iglesias de ejercer populismo extremista, IU acusa a Rudi de lanzar propuestas populistas, Floriano acusa a Podemos de populismo bolivariano... Populismo, populismo, populismo. Todo el mundo de la esfera política española acusa al adversario de populista y se indigna cuando es acusado de populista". El País, Enero de 2015.
Y es que todo vale. Y los análisis "sesudos" vienen hasta de Perú: "La Unión Europea se construyó sobre los escombros y los horrores perpetrados por populistas desquiciados como Hitler y Mussolini, que hipnotizaron a sus pueblos. Está probado que ilusionistas como Tsipras e Iglesias (“Podemos”) convergen con el nacionalismo de Putin y su proyecto expansionista."
Así es como en apenas cinco líneas tachas a alguien de ser parecido a Hitler, Mussolini, Putin... y el que haga falta (mientras sea con connotaciones negativas). Y de populista, claro.

Fuente
La Gaceta (ese periódico que para hablar de la manifestación del 31E lo reduce todo a terrorismo callejero [Nota mental: hablar de "terrorismo" post-esegranpresidenteBush], no podía ser menos, así que hace poco regalaba a sus lectores este montaje de la derecha. Sin palabras.
Y es que el periodismo en España hace tiempo que parece afectado (en su mayor parte) por un terrible cáncer endémico. Es lo que conocemos como la Teoría de los Tres Pasos de la Degeneración Periodística.
Paso 1: Comenzó con el sensacionalismo en el que degeneraron los deportes, hasta el extremo que ser periodista deportivo es hoy para algunos sinónimo de burla. 
Paso 2: El tumor se propagó y fagocitó a Tele5, que impulsó la programación basura hasta límites repugnantes que abarcaban principalmente a los conocidos como "programas del corazón", contagiando después al resto de cadenas. 
Paso 3: Finalmente, cayó el periodismo político, que lleva unos cuantos años convulsionando mientras expulsa bilis por la boca al son de Indas varios, y que lanza acusaciones a diestro y siniestro que son celebradas cuando resultan ser verdad, y que pocas veces acaban en disculpa o corrección cuando resultan ser mentira. Los programas de tertulianos se han hecho su hueco en la parrilla televisiva, y ahora los vemos vociferar en televisión como quien lo hace en el bar al tiempo que esgrimen argumentos que ni los chiquillos de primaria.
Volviendo sobre nuestros pasos, podemos decir que está claro que el populismo se ha definido muchas veces como un movimiento que realiza promesas atractivas para las clases bajas con la intención de atraer su voto. Detengámonos en eso y visualicemos un vídeo:
E. González Pons, octubre 2011: "el PP quiere bajar los impuestos para que todo cambie" (y la cantinela se repitió hasta la saciedad antes de las elecciones de ese año). En fin, suena como algo que diría alguien que pretende atraer el voto. Algo agradable, que finalmente no se cumpliría. No sólo no los bajaron, sino que los subieron.
Por supuesto, no podían ignorar a un poderoso colectivo: los jubilados. “Mi prioridad: las pensiones. A partir de ahí, habrá que recortar en todo” (16 de noviembre de 2011). De nuevo una medida que, de alguna manera, podría ser considerada de populista según los criterios del PP. Un año después anunciaba El País, en referencia a las pensiones: "Rajoy rompe su última promesa".
El PP, por tanto, podría calificarse de un partido populista (no en vano, lleva el término popular -del pueblo- en el nombre). 
Ah, y también de mentiroso. 
Y si no, somos unos populistas.

REFERENCIAS:

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