Errores históricos de película: La Prehistoria
Si entendemos la Prehistoria como el tiempo transcurrido desde la aparición de la vida en la Tierra hasta la aparición de la escritura encontraremos un amplio abanico de errores "prehistóricos" cometidos en el cine. Por ejemplo: si consideramos que uno de los protagonistas indiscutibles de Parque Jurásico es el tiranosaurio rex, quizás habría sido más acertado el título de "Parque Cretácico", pues en el Jurásico los ancestros de esta especie, aún no habían evolucionado hasta ese punto. Sin embargo estos detalles se salen de nuestro campo de actuación habitual, así que preferimos trasladarnos en el tiempo hasta el momento en que los homínidos comienzan a dar sus primeros pasos.
Para algunos este último comentario carece de sentido, puesto que películas como Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra (1970), nos muestran la convivencia entre dinosaurios y seres humanos:
También en Hace un millón de años (1966) encontramos dinosaurios, pero en esta película queremos llamar la atención sobre otro lugar común entre las películas de los años 60 y 70 sobre la Prehistoria: el erotismo que irradian. Mujeres como Raquel Welch o Victoria Vetri perfectamente depiladas, a menudo rubias y con peinados de peluquería, hacían las delicias del público masculino que deseaba viajar a un pasado muy remoto en que las mujeres se comunicaban con gruñidos y luchaban contra reptiles gigantes. Se creía Louis Reard que había inventado algo cuando creó el bikini como prenda de ropa en 1946, lo que no sabía era que en la Prehistoria todas estas mujeres sin vello corporal, curvas de escándalo y tez maquillada ya lo usaban de manera habitual.
De tensiones sexuales tampoco se libra En busca del fuego (1981), para muchos la película más fiel a la realidad prehistórica, y que sin embargo muestra a un Neanderthal pacífico, casi romántico, frente a un sapiens embrutecido y salvaje en el amor. Y en la misma línea, Cavernícola (1981) nos muestra a un hombre prehistórico encarnado por nada menos que Ringo Starr que compite con otro por el amor de otra de esas exuberantes e inmaculadas cavernícolas (Barbara Bach).
Pero mejor tomarse todo esto con humor y menos análisis histórico. Pensemos en las risas que nos echamos con los Picapiedra, y no seamos hipócritas, que todos preferimos ver de mujer prehistórica a Halle Berry que a la versión femenina de Chewbacca.
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