¿Aprender historia con cómics?
A menudo recibimos mensajes de jóvenes pidiendo que les recomendemos libros de historia adecuados a su nivel, e incluso de adultos que nos consultan por títulos atractivos para adolescentes. La mayoría de las veces intentamos hacer entrar en razón a estas personas alejándolos de la senda de la Historia y animándolos a emprender en ámbitos más “productivos” y “crear riqueza”, como españoles de bien que somos, pero algunos son insistentes y no nos queda más remedio que ceder y responder. Es entonces cuando ocurre algo que nos preocupa: recomendamos cómics y la respuesta suele ser algo así como “mejor algo más serio…”. Por eso hoy hemos decidido hablar sobre cómics históricos.
¿Son fiables los cómics sobre temas históricos? Pues ocurre como en el cine, las series, la literatura convencional e incluso los libros de divulgación, hay de todo. Hay cómics malos, claro está, pero también existen cómics tanto o más fiables que muchos libros científicos o de divulgación. Con el aliciente de que además este tipo de lecturas suele resultar mucho más amena y atractiva, en especial para los más jóvenes, por lo que se puede convertir en una excelente herramienta didáctica y una buena forma de estimular el gusto por la Historia. Tan solo hay que desprenderse de los prejuicios y empezar a indagar. Desde luego, nosotros no somos unos expertos, pero os podemos ofrecer algunos ejemplos básicos como punto de partida, y esperamos que nos ayudéis a completar esta propuesta con vuestras aportaciones.
Decimos que un cómic puede ser igual de fiable que un libro, y para demostrarlo, tenemos que hablar de Paul Preston. Nadie pone hoy en duda el valor y la rigurosidad de Paul Preston a la hora de estudiar la Guerra Civil española, de hecho buena parte de sus obras son ya básicas para la comprensión de este período. Pues precisamente uno de los cómics más interesantes del panorama español resulta que es una adaptación de la obra más importante de este señor hecha por José Pablo García: La Guerra Civil española (Debate, 2016). Fue Debate la editorial que apostó por este ambicioso proyecto, y ha resultado ser todo un éxito, de hecho, el mismo sello ha sacado este año otra obra del mismo autor en la misma línea, La de muerte en Guernica (Debate, 2017). Cualquiera de las dos publicaciones es sumamente rigurosa, entretenida y con una calidad gráfica que hace que te quedes absorto mirando las ilustraciones.
Pero un cómic no tiene por qué ser una adaptación de una obra de referencia para ser una excelente herramienta docente. Un buen ejemplo de ello es ¡Puta guerra! 1914-1919 (Norma, 2010), un interesantísimo repaso a la Primera Guerra Mundial hecho por el dibujante Tardi, un francés que sabe hacer cosas bien. Que no se alarmen padres y docentes, aunque el título es ciertamente sensacionalista, se trata de un contenido histórico riguroso que además viene complementado por un dossier de cuarenta páginas realizado por el historiador Jean-Pierre Verney con una contextualización histórica exhaustiva y en orden cronológico ilustrada con fotografías y recortes de periódico de época, además de un vocabulario final con términos específicos de la Primera Guerra Mundial. Además, os podemos decir que hemos usado este cómic en el aula con muy buenos resultados y ha sido bien acogido por el alumnado.
Existe otro tipo de cómics que también pueden ser muy útiles en el aula aunque no sean propiamente históricos. Tenemos ejemplos archiconocidos: Maus (Reservoir Books, 2014) puede servir para explicar el nazismo o determinados aspectos del fascismo y los totalitarismos a través de la metáfora que plantea usando ratones en lugar de seres humanos (por cierto, obviando el tema de los ratones, hay que decir que está basado en hechos reales). Persépolis (Norma, 2004) es una autobiografía en forma de novela gráfica de la artista Marjane Satrapi, una mujer iraní a la que tocó vivir toda la revolución de su país durante su juventud. Aunque el cómic no aborda un tema relacionado con el temario de ningún curso de Historia ni Ciencias Sociales de secundaria, puede resultar muy útil para explicar determinados aspectos relacionados con estas disciplinas, como puede ser el cambio del papel de la mujer en el mundo islámico, el concepto de revolución, etc. Aunque existe una película que adapta la obra al cine, no la recomendamos para su uso en el aula por nuestra propia experiencia (los alumnos se aburren como ostras y desconectan fácilmente).
A estas alturas ya te habrás dado cuenta de que, al igual que ocurre con el cine o los videojuegos, también en el cómic existe un claro predominio de la historia contemporánea, son muchísimos los ejemplos. Muy interesante es La Virgen Roja (La Cúpula), que aborda la vida de Louise Michel y su papel en la Comuna de París, una reivindicación feminista compuesta por el matrimonio Talbot. Fuera del mundo europeo destacaremos también, por ejemplo, Vencidos pero vivos (Norma) es una excelente adaptación a la novela gráfica del testimonio de una superviviente de las torturas y persecuciones llevadas a cabo por Pinochet en Chile, obra de Le Roy y Locatelli. Pero en el caso de España este predominio es aún más acusado en el caso concreto de la Guerra Civil y los años posteriores: No pasarán (Norma), Los surcos del azar (Astiberri), El solar (La Cúpula)...
Pero no temáis, aunque exista ese evidente predominio, también hay cómics sobre otros períodos. Así, habría que destacar la serie ambientada en el Imperio romano y realizada por Marini, Las águilas de Roma (Norma). Y en el caso español cabría hablar del cómic de Jesús Cano de la Iglesia, 1212 Las Navas de Tolosa (Ponent Mon), con unos dibujos sorprendentes y del que mejor que nosotros os hablarán nuestros amigos de Licencia Histórica en esta fantástica reseña.
Ahora bien, ya os hemos dicho que al igual que ocurre en todas las disciplinas que se atreven a abordar temas históricos, los hay también de un dudoso valor científico. No merece la pena que nos detengamos ahora a hablar de 300 de Frank Miller, que seguro que más de uno habéis pensado en él, pero lo cierto es que su intención no era histórica. Pero sí merece la pena que nos refiramos a los casos en que uno puede cometer el error de creer que todo cuanto lee es histórico. Un buen ejemplo en este sentido es Los Borgia de Milo Manara y Jodorovski. Si bien es cierto que buena parte de esta obra es bastante fiel a la realidad histórica, lo cierto es que a menudo incide en determinados detalles sorprendentes de los personajes, recreando hechos de dudosa veracidad, en especial de su vida sexual. No en vano, Manara es un prestigioso dibujante de cómic erótico.
Si este era un ejemplo de una tergiversación histórica más o menos consciente en aras del sensacionalismo y el entretenimiento, existen ejemplos más sangrantes y mucho más injustificados, pues pretenden construir un discurso nacional falseando la historia como hemos denunciado en otros casos que nada tenían que ver con el cómic. Y no es que lo digamos nosotros, en el año 2011 apareció en la prensa el titular “Diez historiadores leoneses contra un cómic sobre Castilla y León”. En este caso denunciaban que un cómic realizado por la Fundación Villalar tenía un «claro sesgo laudatorio de Castilla y de difamación de lo leonés». Nosotros no conocemos el caso ni hemos leído el cómic, por lo que no podemos dar ni quitar la razón a estos historiadores, pero nos sirve para ilustrar (nunca mejor dicho) que los mismos debates que existen sobre el cine o la literatura convencional histórica los encontramos también en torno al mundo del cómic.
Nosotros destacaremos una colección titulada Historia de España, editada por Genil en 1989. Esta obra nos sirvió a muchos de primera lectura histórica a una edad muy temprana (era como el Érase una vez el Hombre de la historia de España), sus dibujos nos enamoraron y nos animó a seguir leyendo sobre historia. Además, al final de cada volumen (10 en total) venían cronologías, mapas y listas de reyes que hacían más completa la lectura. Sin embargo, al tratarse de una colección tan antigua, heredera de la historiografía franquista más rancia, redundaba en algunos de los errores, ideas preconcebidas y tópicos que aquí hemos denunciado en más de una ocasión: Pelayo y Viriato como héroes fundadores de España, identificación de los españoles con los cristianos medievales o los íberos pero no con los musulmanes, laudatorias sobredimensionadas a Juan Carlos I y Adolfo Suárez mientras se omiten otros agentes, etc. Probablemente si no hubiéramos continuado interesándonos por la Historia, haciendo más lecturas, nos habríamos quedado con aquellas imágenes en la memoria y aún hoy contemplaríamos la historia de España con ese filtro en los ojos.
Así las cosas, esperamos haber dejado claro que el mundo del cómic es una forma más de divulgación que tiene tanto que aportar a la Historia como el resto de disciplinas, y que tan solo hay que remangarse, dejar atrás los prejuicios y lanzarse a la aventura. Os aseguramos que merece la pena hacerlo. Nosotros os iremos informando de todo lo que descubramos, pero esperamos que vosotros también compartáis con nosotros vuestros hallazgos y recomendaciones.
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¡Gracias!
Se agradecen recomendaciones como estas para ver la historia desde otro medio como es el comic y ¡Puta guerra! 1914-1919 es muy bueno
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPor si os interesa profundizar en el tema podéis visitar www.historiaycomic.wordpress.com donde hay multitud de ejemplos. Un saludo
ResponderEliminarBuen artículo. Hecho en falta mención a La balada del norte, de A. Zapico, sobre la revolución del 34.
ResponderEliminarAcabo de descubriros, y me parece que os seguiré. Saludos