Juan Rana: el Falete del Siglo de Oro perseguido por la Inquisición
En la actualidad existe la
creencia de que la tolerancia con las orientaciones sexuales distintas a la
heterosexual ha ido aumentando con el paso de los años y, salvo la excepción
del cuñadismo recurrente de la antigua Grecia, todas las épocas anteriores a la
nuestra han tenido una visión mucho menos tolerante. Pero hoy analizamos el
caso de un actor que desafió los roles de género en pleno Siglo de Oro español:
Juan Rana.
Giovanni Rana |
Este es Juan Rana |
No, no es ese Juan Rana. En realidad nuestro protagonista nació con el nombre de Cosme Pérez, y Juan Rana era su nombre artístico. Desde jovencito se hizo hueco en el mundo del teatro representando entremeses y pequeños papeles escritos por Lope de Vega y Quiñones de Benavente. Pronto su fama creció como la espuma gracias a su enorme talento, y hasta la familia real se interesó por él. Aunque las malas lenguas dicen que Felipe IV se fijó en él gracias a la mediación de una amante del rey, la también actriz La Calderona, lo cierto es que fue más bien la consorte, Mariana de Austria, la que mostró una especial afición por los trabajos del actor.
En cualquier caso, el talento de
Juan Rana era innegable, y de hecho expresamente para él se escribieron unas
cincuenta obras. Eran muchos los dramaturgos que escribían sus trabajos
pensando en él como protagonista. Y para darnos cuenta del talento y la fama
alcanzada, fue uno de los más grandes dramaturgos españoles (o el más grande)
el que se fijó en Juan Rana y escribió para él: Calderón de la Barca.
Su éxito chocaba completamente
con los papeles que solía representar: perdedores, bufones, patanes, estúpidos,
maridos cornudos, alcaldes pueblerinos, etc. Papeles que estaban únicamente
destinados al entretenimiento y la diversión, de los que hacer burla. Pero
fueron estos precisamente los que lo condujeron al cenit de su carrera.
Sin embargo, existía otra
vertiente en su registro: a pesar de haber tenido esposa, la sexualidad de Juan
Rana era ambigua sobre el escenario y fuera de él, y ello le valió otro tipo de
papeles. Homosexuales, travestis o directamente mujeres eran también algunos de
los roles habituales. Solía interpretar a personajes ambiguos sexualmente, a
esposas e incluso a una parturienta. Y era especialmente aclamado por estos
papeles, con los que se ganó el cariño de la audiencia.
Cuando la carrera de Rana parecía
un tren de mercancías desbocado y sin frenos, fue arrestado por la Inquisición
y llevado a los tribunales acusado del “pecado nefando” de sodomía. Y es que
esos papeles que le daban no eran casualidad. La sexualidad de Juan Rana era un
secreto a voces, y de hecho el sobrenombre de “Rana” no era inocente, pues en
la época se consideraba que la rana no era ni carne ni pescado (nos sigues,
¿no?). Y claro, esto llevó a que la Inquisición posase sus muchos ojos sobre el
actor. Este caso pudo haber acabado incluso con su vida. La Inquisición española procesó
a alrededor de 2.000 homosexuales entre 1566 y 1775, y muchos de ellos pasaron
por la hoguera, el cadalso, sufrieron latigazos o destierro. Curiosamente más
de la mitad de los casos los sumaban Zaragoza (791) y Barcelona (453), frente a
los apenas 175 que se cuentan sumando Sevilla y Granada, no porque hubiera
menos homosexuales, sino porque allí se perseguía menos.
El caso es que lo empapelaron, y
se vio envuelto en una situación de difícil salida. Pero ya dijimos que su
talento le había valido la gracia de la familia real, y fueron precisamente el rey
y la reina los que intervinieron para lograr que fuera absuelto en 1636.
Al salir en libertad, lejos de
caer en desgracia, su fama creció mucho más. La acción de la Inquisición contra
el anfibio actor no fue entendida ni compartida por la sociedad, que mostraron su
cariño a Juan Rana acudiendo en masa a sus representaciones. Su homosexualidad
no era ya ningún secreto, todo el mundo era consciente de ello, y sin embargo a
nadie le importó. La mancha con que quedaban marcados aquellos que habían sido
señalados por la Inquisición, y el consecuente rechazo social, no hizo
presencia en este caso.
A partir de este momento, los
dramaturgos entraron en un juego basado en enfrentar la Inquisición enfatizando
esos otros papeles (femeninos, homosexuales, ambiguos…), especialmente creados
para que los interpretase Juan Rana. Su vida privada se acabó mezclando con la
profesional, y llenaba los corrales de comedias. Pero es que gracias a esto,
los autores dieron un paso más que todavía hoy hace a los historiadores
replantearse algunos conceptos sobre el pasado. Escritores como Calderón de la
Barca hicieron una crítica brutal a las concepciones tradicionales de género,
al poder patriarcal, el paradigma heterosexual y las relaciones de género… En
definitiva, obras que hoy erizarían la piel al conductor del autobús de Hazte
Orín.
Este podría ser el aspecto de Juan Rana hoy en día. |
Veamos algunos ejemplos de estas
obras a las que nos referimos: en Una
rana hace ciento de Luis de Belmonte Bermúdez, el personaje de Juan Rana
(que ya es descrito como “ni hombre entre los hombres, ni pez entre los peces”)
ofrece dinero a unas mujeres por pescarles un hombre a orillas de una charca.
En El parto de Juan Rana de Pedro
Francisco Lanini y Sagrado, Juan Rana interpreta a un alcalde de pueblo cuya
esposa ha relegado a las tareas del hogar y que acaba embarazado. El resto de
alcaldes lo juzgan por dejarse dominar hasta el punto de ser él y no su mujer
quien engendre una criatura. La obra acaba planteando un complejo debate
sobre los roles otorgados a los géneros y la relaciones que se establecen. Así,
por ejemplo, según los filólogos, el autor emplea el bastón de mando del
alcalde como metáfora del pene y cuestiona la asociación entre virilidad y autoridad.
Al final de la obra alaba el papel de la mujer como creadora de vida y hace una
defensa de las penurias que sufren por el hecho de ser mujeres.
Otro ejemplo: en Juan Rana mujer de Jerónimo Cáncer y
Velasco, el actor vuelve a interpretar a un alcalde cuya esposa, harta de sus
abusos, lo viste por la noche de doncella. Con la complicidad de todo el
pueblo, el alcalde acaba creyéndose que es una doncella, y comienza a
experimentar todas las dificultades femeninas, así como los abusos y opresión
por parte del poder patriarcal.
En la actualidad, para los
historiadores es realmente difícil comprender la figura y alcance de Juan Rana
en su momento. En una España imbuida del espíritu de la Contrarreforma,
católica al extremo, dominada por el poder de la Iglesia y la Inquisición, un
actor logró que escritores de renombre hiciesen críticas a la sociedad
heteropatriarcal. Pero de lo que no cabe duda es que este caso nos pone sobre la
mesa la necesidad de revisar lo que sabemos sobre la mentalidad en distintos
períodos de la historia. Quizá, la mentalidad que trataba de imponer la
Inquisición no fuera compartida por buena parte de la sociedad, en este caso,
española.
La vida de Juan Rana tocó a su
fin el 20 de abril de 1672, pero la fama le acompañó hasta el final de sus
días. Su última actuación tuvo lugar a petición de la familia real, y se
interpretó asimismo en El triunfante Juan,
un entremés escrito por Calderón de la Barca incluido en Fieras afemina amor, y que ensalzaba su trayectoria y talento,
precisamente, como decíamos, en el momento de mayor esplendor del teatro
español. Sirva este detalle para ilustrar la vida y obra de un personaje
injustamente desconocido.
- ARELLANO, IGNACIO (Coord.) (2004): Paraninfos, segundones y epígonos de la comedia del Siglo de Oro. Ed: Anthropos.
- THOMPSON, PETER E. (2004): "La boda de Juan Rana de Cáncer y Velasco: el travestismo y la identidad matrimonial-sexual". En Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, Vol. 29, No. 1.
- SERRALTA, FRÉDÉRIC (1990): "Juan Rana homosexual". En Criticón, 50.
- DELEITO Y PIÑUELA, JOSÉ (1988): También se divierte el pueblo. Ed: Alianza Editorial.
- GARCÍA CÁRCEL, RICARDO y MORENO MARTÍNEZ, DORIS (2000): Inquisición. Historia crítica. Ed: Temas de Hoy.
- SÁEZ RAPOSO, FRANCISCO (2005): Juan Rana y el teatro cómico breve del siglo XVII. Ed: Fundación Universitaria Española.
Magnífico el post de hoy, chicos, me encantan estas pequeñas perlas históricas que nos mostráis
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