Responsabilidad

En 1601, la corte real se trasladó a Valladolid. Cinco años más tarde, la corte regresaría a Madrid. Estos traslados se realizaron por orden de Felipe III, claro, pues el rey siempre firmaba los decretos, pero la figura que orquestaba los movimiento era Francisco de Sandoval y Rojas, el primer Duque de Lerma. 
Entre otras cosas, esto sirvió para que el citado duque se enriqueciera desmesuradamente comprando terrenos y edificios en Valladolid antes del traslado para venderlos tras el mismo (una vez revalorizados por la conversión en sede de la corte), operación que se repetiría antes de la vuelta a la ciudad del Manzanares.
Pero Lerma cayó al descubrirse el entramado de corrupción años más tarde, y para salvar el pellejo, pidió a Roma convertirse en cardenal.

«Para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España, se viste de colorado»


Sí fue a la horca Rodrigo Calderón de Aranda, el valido del duque. Un valido de un valido que fue ejecutado en la plaza Mayor de Madrid, para satisfacción visual de los vecinos. El morbo siempre vende.
Uno de los precursores del pelotazo inmobiliario murió cándidamente bajo el plácido manto de Dios, y lo que es más importante, del Vaticano.

¿Cuál fue el error del buen duque? ¿Ser una bruja? ¿Tener una verruga? ¿Convertir a alguien en grillo? ¿Especular? ¿Malversar?
Pues no. Su error fue, según algunos historiadores, no contar con la intervención de la reina Margarita, esposa de Felipe II, del duque de Uceda (hijo del propio duque de Lerma), del Conde-Duque de Olivares...
Es decir, tener enemigos a su mismo nivel. Gente que podía derribarlo.

En el año 2011, Mariano Rajoy se convierte en presidente del gobierno de España. Dispone de un Congreso que controla con mano de hierro gracias a 185 diputados que le aseguran la "legitimidad" para hacer lo que les venga en gana con lo que les venga en gana. Ya se llame Constitución, Pueblo o Derechos.
Por encima de Mariano Rajoy sólo se encuentra la Ley. Esperen, que nos da la risa. Por encima de Mariano Rajoy sólo se encuentra un volátil velo de sutilezas fácilmente manipulable mediante la presión sobre ciertos organismos (Justicia) desde las diversas instituciones gubernamentales, en muchos casos manejadas como un brazo más del partido que se encuentra en el gobierno (Hacienda, por ejemplo), ya sea utilizándolo como herramienta electoral o como arma contra empresas, partidos, instituciones o ciudadanos particulares.
Por encima de Rajoy, no seamos idiotas, no hay nadie. Y si alguien de abajo abre la boca, no nos equivoquemos, va fuera.
Lo mejor del caso es que la presión no se ejerce sólo mediante amenaza o coacción, por Dios, no somos tontos. 

"Os van a faltar recursos. Vais a echar de menos tener a vuestro alcance medios indispensables, mecanismos más modernos y eficaces para luchar contra el delito y contra otro factor importante: el tiempo" (fuente: Levante)

Y eso es totalmente legal. Y un único ejemplo de lo que ya han dicho muchos jueces.
¿Y es que está mal sólo la corrupción más clara? ¿El meter la mano en la caja de manera directa? No, porque ya pocos hacen esas cosas, que no son idiotas. ¿Para qué si se pueden encargar obras enormes a empresas amigas? Autopistas, autovías, aeropuertos, puertos... Infraestructura infrautilizada o directamente no utilizada, que beneficia a los amiguetes y a los aliados poderosos a cambio de que se acuerden del favor más adelante.
A todos los efectos, el presidente del gobierno actual es incluso mejor que lo que había en el siglo XVII: es nuestro duque de Lerma, pero también es nuestro propio Felipe III, solo que en lugar de firmar directamente los papeles, utiliza métodos indirectos para alcanzar sus propósitos. Por ejemplo, amenazar como si estuviésemos en un episodio de Los Soprano (El ministro mafioso) sin dar razones, simplemente amenazas: "Oye, si no hacéis esto, ya sabéis que os va a salir caro". Una oferta que no podremos rechazar.
No hemos escatimado en recursos para conseguir lo que queremos.
En realidad, casi lo peor del asunto es que no hablamos de Demonios con cuernos que quieren extender el mal sobre la Tierra. Es mucho más simple: se trata de personas mediocres que harán lo que esté en sus manos para continuar haciendo lo que llevan décadas haciendo.
Tengamos en cuenta que hablamos del presidente, del partido, que tenían un tesorero del que nadie sabía nada. Si nos descuidamos ni el nombre. Sin embargo, queremos decir una cosa: el rey siempre firmaba. Aunque sea como Yo, Mariano.

1 comentario:

  1. Eso de que "yo soy el ministro y lo sé todo sobre ti" lo dijo Rubalcaba a Rafael Hernando. El SITEL.

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