Duros de matar 5: Reina Victoria

Inglaterra no anda falta de reinas emblemáticas entre Leonor de Aquitania (que consiguió ser reina consorte en Francia y luego en Inglaterra), Isabel I, Ana (primera soberana de Gran Bretaña), Victoria e Isabel II.

Pero la personalidad de Victoria consiguió marcar época, tanto que conocemos su reinado como época victoriana, que se extiende durante su largo reinado, de 1837 a 1901 (64 años). Entre otras cosas, durante esos años (1877 concretamente) se convirtió nada menos que en Emperatriz de India. ¿Y qué hace ella aquí? 

¡Disparemos!






Con tantos años en la mochila como reina, algún enemigo tenía que tener la buena mujer. Y no eran pocos, y sobre todo, era variados. Por ejemplo, un barman en paro o un enano jorobado. ¡Pero vayamos paso a paso!
Comenzaremos por el caso más serio, el de John Francis, un tipo que fue responsable un intento de asesinato contra la reina Victoria no una, sino dos veces
El 29 de mayo de 1842, un hombre salió al paso del carro de la reina, que volvía desde la iglesia e iba al palacio de Buckingham. La reina iba con su marido, el príncipe Alberto, y John Francis los vio, corrió hacia ellos y disparó. Falló el tiro. Si bien no consiguió matar a la reina, sí consiguió huir y no ser capturado.
Sin embargo, al día siguiente, el carro de la reina (esta vez cerrado y rodando por una ruta vigilada por policías) volvió a cruzarse con este señor, que consiguió acercase aún más. Esta vez pasó algo extraño. La policía se lanzó sobre él y descubrió que la pistola no estaba cargada. El pobre hombre, retorciéndose, comentó algo así:
Que le jodan a la reina; ¿por qué ella es tal gasto para la nación? [Recogido en el Ilustrated London News, 1847, Vol. 1, 67].
El agresor, que era ebanista, fue sentenciado a muerte, pena que le fue conmutada por lo que se conoce como "a galeras", siendo enviado a... adivinen... Exacto: la penitenciaría más famosa de Reino Unido: Australia. O casi. Fue enviado a unas 800 millas de Australia, la colonia penal de Norfolk. Por si acaso.
La popularidad de la reina se vio incrementada, como cada vez que la intentaban asesinar. Hay que ver las cosas que hay que hacer para caer bien al populacho, ¿eh?
Cinco semanas después, un enano jorobado armado con un arma mal cargada intentó matar a la reina. De nuevo viajaba en un coche abierto. Fracasó y escapó (se conoce que la policía londinense no era muy efectiva), con lo que se inició por todo Londres una búsqueda de enano jorobados. Lo cual debió de ser cuando menos extraño. Una vez capturado, sus huesos fueron a parar a la cárcel.
Dos años antes un camarero, que creía firmemente que Reino Unido no podía estar gobernado por una mujer, le disparó varias veces a ella y al príncipe Alberto. Ella estaba preñada de cuatro meses. Parece que los disparos erraron el tiro, y el hombrea acabó en prisión. Cuando salió, en 1867, dejó el país.
Incluso antes de ese incidente, un hombre intentó matarla cuando tomó el trono, declarando que él era el verdadero heredero, hijo de Jorge IV. No le permitieron entrar en el palacio cuando alegó que iba a tomar su lugar "legítimo", así que cargó en carruaje contra el palacio, armado con un arma.
Por no hablar de los numerosos irlandeses que probaban suerte (lo hacían mal, porque no salían airosos) en el intento de borrar a la monarca del mapa.
El último caso era aún más curioso. En 1882, un hombre que odiaba a la reina y al número cuatro, que además creía en la existencia de unos seres azules con poderes sobrenaturales, atentó contra la reina. Su caso hizo que se modificasen las leyes en Reino Unido, contemplando la declaración de culpabilidad pero con excepciones en la pena si el procesado era demente.


REFERENCIAS:

  • Helen Rappaport, Queen Victoria: a biographical companion. ABC-Clío, 2003.

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