Tycho Brahe: vida del científico más excéntrico
Hace algún tiempo os contamos la absurda muerte de uno de los hombres que más influyó en la ciencia moderna, no solo por sus descubrimientos astronómicos, sino también por su influencia en otro científico emblemático, Kepler. Hoy devolvemos a la vida a Tycho Brahe para hablaros de una de las biografías más excéntricas que la historia de la ciencia haya conocido.
Retrato de Tycho Brahe con su prótesis nasal |
Con veinte años ya era un reconocido astrónomo, pero su vida profesional distaba mucho de ser aburrida. En 1566 se enfrentó a otro noble por la solución de una fórmula matemática en la que no conseguían ponerse de acuerdo. Completamente borracho retó al otro noble a un duelo, tampoco nos sorprendamos, recordemos que hace menos de dos años una discusión sobre el pensamiento de Kant acabó con un tiroteo en Rusia. Sin embargo, aquel duelo le costó la nariz a nuestro protagonista, y hubo de vivir el resto de su vida con una prótesis hecha de cera, aunque era sustituida por piezas de oro o plata en ocasiones especiales. Además, la ortopedia de la época no estaba especialmente avanzada, por lo que el científico llevaba siempre consigo una pasta de pegamento con la que recolocaba la nariz cuando se le caía. Hay quien cree que este episodio, célebre en su momento, inspiró a William Shakespeare en Hamlet.
Sin embargo su excentricidad no era algo puntual, Tycho Brahe vivió en un gran castillo, rodeado de toda una corte de personajes que él mismo contrataba, y entre los cuales nos gustaría destacar a Jepp, un enano que Brahe pensaba que poseía poderes. Pero lo más extraño de este personaje era que parte de su trabajo consistía en meterse debajo de la mesa mientras Tycho cenaba. Dejamos a la imaginación de cada uno lo que el enano debía hacer ahí metido, y solo diremos que ha inspirado todo un imaginario en relación a los enanos y ha protagonizado una novela erótica.
Otra excentricidad era su gusto por las mascotas raras. En una ocasión se empeñó en conseguir un reno enano (otra vez un enano, sí), y curiosamente lo consiguió. Se trataba de una criatura de un tamaño menor al habitual en esa especie y de cuernos mucho más cortos. Sorprendido por el animal, otro noble invitó a Tycho y su mascota a una cena para poder contemplar al espécimen. Sin embargo, durante la cena sirvieron abundante cerveza al pequeño reno, por lo que acabó completamente borracho, y al tratar de bajar unas escaleras, perdió el equilibrio y murió.
En fin, toda una vida llena de excentricidades que no podía terminar de otra manera que con una de nuestras muertes absurdas.
- "The crazy life and crazier death of Tycho Brahe, history's strangest astronomer", por Alasdair Wilkins en io9.
- "Tycho Brahe: The astronomer with a drunken moose", por Mark Mancini en mentalfloss.com.
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