Hic sunt emúes: la gran guerra de Australia contra los emúes

En 1932, con la Gran Depresión enturbiando la economía, los granjeros de Australia Occidental, comenzaban la recogida de la cosecha cuando alrededor de 20.000 problemas llegaron a la zona. En forma de emúes. Había acabado la época de reproducción y era momento de emigrar para estos animales, que encontraron en las tierras cultivadas un lugar cómodo en el que vivir.

Los granjeros se reunieron con el ministro de defensa, Sir George Pearce (foto de la derecha), quien decidió enviar al Mayor G.P.W. Meredith de la Seventh Heavy Battery of the Royal Australian Artillery con unos soldados que portaban ametralladoras Lewis y 10.000 cartuchos de munición.
El 2 de noviembre avistaron 50 emúes, a los que intentaron emboscar. Fue en vano, pues se dispersaron en pequeños grupos. Se dice que mataron "quizás una docena" de pájaros.
Hubo que esperar hasta el 4 de noviembre para un nuevo encuentro, esta vez con unos 1000 emúes. En esta ocasión los soldados esperaron hasta tenerlos encima para disparar, pero el arma se encasquilló y sólo pudieron abatir otras doce.
El Mayor Meredith tomó una decisión drástica: montar una de las armas en un camión. Resultado: el camión no alcanzó a las aves y el soldado no pudo disparar.

El enemigo
La guerra se ponía difícil, la tensión incrementó. Habían pasado seis días, 2.500 cartuchos se habían gastado y el número de aves caídas era incierto (entre 50 y 500). El informe del Mayor Meredith fue claro: sus hombres no habían sufrido ninguna baja.
El ornitólogo Dominic Serventy apuntó:
Los sueños de disparos a quemarropa a masas apretadas de emúes se disiparon. El Comando Emú había ordenado evidentemente el uso de tácticas de guerrilla, dividiendo su ejército en pequeñas unidades innumerables . Por tanto, una fuerza de campo se retiró cabizbaja de la zona de combate después de un mes.
Los periódicos hicieron un flaco favor. The Argus (imagen de la izquierda) declaraba: Ayer, sólo unos pocos pájaros resultaron muertosHoy los artilleros no han tenido más éxito y nuevas tácticas tendrán que ser adoptadas.      
Pearce retiró el personal militar el 8 de noviembre.                                          
El Mayor Meredith comentó con admiración:                                                  
Si tuviéramos una división militar con la capacidad de absorber munición de estas aves, se podría enfrentar a cualquier ejército del mundo... Pueden hacer frente a las ametralladoras con la invulnerabilidad de tanques, son como Zulús, ni siquiera la balas expansivas pueden pararlas.                              
Los ataques de los emúes continuaron en los cultivos, y el primer ministro, James Mitchell, optó por apoyar un nuevo enfrentamiento.
El 13 de noviembre reiniciaron las hostilidades, alcanzando a 40 aves los dos primeros días. El 2 de diciembre el recuento arrojaba unas 100 aves por semana. El 10 de diciembre Meredith dijo que había matado 986 y que otros 2500 pájaros habían muerto a causa de las heridas. 9.860 balas se habían gastado.

La operación terminó con la aplastante derrota del ejército australiano y un coste que se convirtió en tema de conversación recurrente en la Cámara de Representantes.


Resultado:
Victoria estratégica emú.

Como bien dice otro miembro del blog, visto lo visto, no podemos descartar que la extinción del dodo sea una de las grandes victorias de la Humanidad. Si así fuera, deberíamos erigir monumentos para conmemorar tal hazaña.
Seguiremos informando.


Fuentes:
  • Periódico The Argo.
  • Periódico The Canberra Times.

Biblografía:
  • JOHNSON, MURRAY (2006): "Feathered foes': soldier settlers and Western Austraia's 'Emu War' of 1932", Journal of Australian Studies, 88, p. 147-157.

1 comentario:

  1. El informe del Mayor Meredith fue claro: sus hombres no habían sufrido ninguna baja.
    jajajaja otra gran historia!!

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