Nacional-chonismo

Nacional-chonismo 
Dícese de la doctrina sociopolítica inherente a España que se caracteriza por una estrecha relación entre la idiotez y todos los ámbitos de la vida pública y privada.

Antes se decía, con toda la sorna posible, que a Franco no le interesaba la política.
De hecho, el régimen franquista se dedicó a esculpir en el ADN de los españoles esa idea con dedicado esmero.
Con la muerte del ferrolano (que ya estaba bien la broma) se inició un magnificado proceso conocido como La Transición. La población española pasó unos cuantos años en los que parecía que sí había ilusión, que la política era un elemento vivo en la sociedad y la democracia se hacía hueco.


Pero somos lentos o cómodos, y primero nos comimos lo que nos dieron en forma de presidente con planta de encargado del Corte Inglés (oh, Dios, cómo agradecemos esta comparación robada a uno de nuestros profesores), y luego lo elevamos a los altares y a los aeropuertos (pero esto es más de los años diez, los infelices dos mil y dieces).
Después vinieron veinticuatro años de Felipismo. Porque luego a luego no somos de partidos ni ideologías, aquí somos de personalismos. Otro elemento que nos dejó Franco vaya, con papel de regalo y lacito incluidos; aunque rastreable perfectamente hasta los Esparteros, O'Dónneles y Narváez del siglo XIX. Maldito XIX.
Pero, ¡eh! Que daba igual la corrupción o lo que hubiera por medio. Si uno está medianamente bien, cómodo, pues... ¿para qué te la vas a jugar a que venga otro?
Si no es conservadurismo el no cambiar de partido ni presidente durante veinticuatro años que suba Fraga y lo vea.
Y hablando del diablo... El régimen tenía nueva cara y bigote (joder, y se parecía más a una democracia, que tampoco vamos a insultar gratuitamente. Mucho). Nuestro primer presidente originario de Texas llegaría aupado por diversos fenómenos, pero cuidado, que le faltó el pelo de una gamba para perder, y sólo gracias a los nacionalismos (sí, esos que luego nos gustan poco) pudo sacar la palanca para sacar del sillón a González. 
Madre de Dios si ahora nos ponemos con Aznar. Madre. De. Dios. El caso se ha repetido hasta la saciedad aquello del "Mejor Presidente de la Democracia". Bueno, era un detalle la coletilla de la Democracia. Pero hay que ver cómo se las gastan los Mejores Presidentes.


Que decimos nosotros que para que un gobierno sea bueno quizá debería ser un poquito más honrado. AUNQUE SEAN COSAS PERSONALES. PORQUE TODOS SABEMOS QUE UNA PERSONA TIENE POR UN LADO SU TRABAJO Y LUEGO EN SU CASA SE DEDICA A MALVERSAR Y ESAS COSAS PURAMENTE PERSONALES.
¿No?
Pero es que no acaba aquí. Luego llegó la ceja. Lo de la ceja no es una burla, de hecho lo tomó el propio Zapatero (o ZP) para su campaña. Como idea, las cosas como son, es genial, tomar un elemento característico y usarlo a favor (Adrien Brody sabe de lo que hablamos), pero lo magnífico del caso es que luego lo que hay detrás... ¿qué? ¿Qué hay? 
Esa es una buena pregunta.
Es difícil valorar los gobiernos de un país sin ser señalados por unos y otros en la eterna lucha derecha-izquierda o fachas-rojos. Porque aquí se es facha o rojo muy deprisa. Paracuellos, las cunetas, etc. vienen unas líneas más adelante de la conversación.
Pero nos encontramos siempre a personajes muy polarizados, que despiertan odios o pasiones de cada lado. Es misión imposible arrancar un elogio sobre un presidente si el interlocutor es "de los otros".
Todo esto choca precisamente con la pasividad con la que se mira la política. Es decir, encontramos sentimientos viscerales como cuando hay un Madrid-Barça, hechos puntuales que despiertan pasiones cuando se habla de política o de historia reciente (digamos desde la II República; parece que lo de antes no es susceptible de recibir insultos o halagos), pero en realidad casi nunca se sabe de lo que se habla. Franco y la República son conceptos omnipresentes, y sin embargo la mayor parte de las personas se remite a una crítica que nace de lo que la familia o sus círculos le han contado o ha leído en medios de comunicación que mienten descaradamente y dicen medias verdades. Literalmente. Da igual lo culta y formada que sea una persona, que la sangre y los acontecimientos familiares están ahí para impedir el raciocinio.

Pero ¿cómo se fomenta este estado de las cosas?

Características del nacional-chonismo

-Contradicciones: como en casi todo lo que atañe al ser humano, pero en este caso con ejemplos que puede ser como el siguiente: 

El Sujeto 1 alaba Justicia porque claro, se hace llamar demócrata y la Justicia debe ser independiente y blablabla. Sujeto 2 (afín al 1) tiene problemas y le pillan con las manos en la masa. Sujeto 1 parece respetar Justicia en sus declaraciones en prensa. Tiempo después acusa a Justicia de ir lenta (pese a que esta pidió hace tiempo más recursos y los políticos hacen oídos sordos) y amenaza con medidas políticas. Si Justicia dictamina que Sujeto 2 es culpable = cambio de discurso. 

El Sujeto 1 alaba Justicia (etc). Sujeto 3 (no afín a Sujeto 1) parece tener problemas = Sujeto 1 azuza a Justicia contra Sujeto 3. Justicia dictamina que Sujeto 3 no ha hecho nada. Sujeto 1 cree que Justicia huele mal.

-TV: inmersa en la Era de los Tertualianos (esos perros de presa a sueldo de cadenas y partidos), que tiene mucho que ver con la reciente entrada de nuestra Historia en la Edad de la Pre-campaña, que viene a significar que la TV, falte lo que falte para las elecciones, pondrá carnaza política susceptible de ser mordisqueada.
Subapartado: la burbuja de la telebasura se sigue hinchando. MHYV, Sálvame, etc. son los altavoces del nacionalchonismo y de la muerte de todo lo bueno. Aquí es donde nos percatamos de que esto no tiene que ver con edad, ya que los rangos de edad son amplios. (Nota: esta burbuja es de acero, es improbable que se pinche).

-Prensa: relacionada con la anterior y con uno de sus tallos (el papel) en vías de putrefacción, lo que le viene de perlas a la realidad, porque es lo que está pasando con el 99% de la prensa. Sin embargo, parece que quiere echar raíces en el ámbito digital. 

-Políticos: dícese de los corruptos y algunas personas cuyo culo se asemeja a su silla.

-Corrupción: dícese de los políticos y círculos empresariales (etc) afines.

-Credulidad y pasividad ciudadana & visceralidad: "Parece que este partido roba mucho y que ese otro también. Mejor les volveré a votar no sea que venga otro peor".

-Muerte de la cultura tradicional: literatura, teatro... 

La clase media y los obreros españoles ya no saben lo que es la política gracias a los partidos y sindicatos que han perdido toda confianza posible. Gracias a la prensa. Gracias a la sociedad.
Es un fenómeno lógico y normal. Unos no quieren saber nada por pasividad, otros por desidia y hastío. 
Porque nos hemos olvidados de unos cuantos interesados en estos temas pero quemados hasta la saciedad por esa clase política (la única clase real) que se desahogan en las redes desatando su humor en forma de viñetas, memes, comentarios ingeniosos... El mundo arde, pero al menos nos echaremos unas risas, ¿no? Total, para lo que nos queda de Internet libre...

El proletariado quedó atrás; ha sido sustituido por el trolletariado.

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